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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película, al margen de los abundantes valores artísticos, que los tiene, fue un aldabonazo a la conciencia de los hombres de cualquier lugar de la Tierra.
Una toma de contacto con unos hechos que tuvieron unos efectos realmente terribles.
La universalidad del tema es el gran valor de este film que plantea el más hondo de los problemas humanos: el de la responsabilidad individual y colectiva.
No basta la buena intención de las acciones porque puede que dejemos de hacer un bien al omitirlas.
La cinta trató de despertar las conciencias, de hacernos comprender que nuestra responsabilidad nos exige ir más allá del plano familiar, ciudadano y nacional, para evitar que existan hechos como los de Hiroshima, Nuremberg o Nueva York.
En el plano formal es una muy difícil prueba para la dirección de Stanley Kramer y una gran oportunidad para estos estupendos actores que componen el reparto, monstruos sagrados, que nos sobrecogen con cada momento de su extraordinaria actuación.
El actor Maximilian Schell y el guion de Abby Mann ganaron el Oscar.
Fue la gran perdedora del año ya que tras tener once nominaciones, sólo tuvo dos Oscar, por culpa de 'West Side Story', que los acaparó casi todos los demás, aunque también digamos que la fueron otorgados muy merecidamente.
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