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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los guionistas de "El caballo blanco" se han esforzado en permitir a Joselito que introduzca el número "standard" de canciones que exige el público de este antiguo "niño prodigio".
También se han preocupado de que la película tenga una carga de buenos sentimientos, de humor y, por qué no, de alguna que otra tristeza pequeñita.
Esperábamos ese argumento porque casi todos los argumentos de las película de Joselito son prácticamente iguales.
El resultado es una manida historia realizada en un feo color quizá por impericia del fotógrafo, poblada de personajes de una sola pieza que se mueven como marionetas de un guiñol.
Tanto guionista como director se preocupan de forzar las cosas a fin de que todo resulte lo más interesante posible y con un mayor suspense.
Concretamente el juego con las pistolitas en las escena final es realmente desconcertante e inaudito. No comprendemos cómo el director ha realizado la escena, pero resulta que las armas están siempre en los lugares más inverosímiles y donde, según la lógica, jamás podrían estar.
Asimismo Rafael Baledón ha concebido escenas del más pésimo gusto, como la del "Princesita", con macetas que echan humo en los más chillones y deslumbrantes colores.
En fin, una nueva película de Joselito por el mismo trillado camino que, al cabo de siete años del estreno de "El pequeño ruiseñor" ya no tiene ni interés, si alguna vez lo hubiera tenido, ni posibilidades comerciales.
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