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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la revolución mexicana le está sucediendo como al Oeste americano, que está siendo un inagotable filón para en su marco, enclavar mil y una aventuras que no encendieron pero que encajan bien en ese ambiente de revueltas y deseos de imponer el orden, la justicia y la paz.
Este orden de cosas da origen a lo contrario, a un caciquismo desmedido, a una tiranía desenfrenada y múltiples injusticias que se prestan bastante a la aventura y a las emociones fuertes.
Por otra parte estos escenarios con muy fáciles de conseguir por nuestras tierras por la semejanza rural y rustica e incluso por el carácter y perfiles raciales de nuestras gentes.
Es curioso que en esta ocasión nuestra alianza ha sido con Inglaterra, país poco dado al western, o sucedáneos, y que haya sido dirigido por un realizador norteamericano como Parrish.
De todas formas esta alianza y esta elección han sido altamente beneficiosa, ya que el sentido del ritmo, la concepción de las imágenes, el planteamiento de la película y el desarrollo de la misma tiene más aire norteamericano que de pseudo-western realizado en Europa.
Por otra parte el extenso reparto de buenos profesionales, la lograda fotografía de Berenguer, la espectacular música de Waldo de los Ríos, ayudan a darle un carácter notable a la cinta.
El excesivo realismo derrochado en algunas matanzas expuestas con sadismo y sangre fría, hacen que se extreme su calificación moral.
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