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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas de temas carcelarios están proliferando en los últimos tiempos.
Parece que los guionistas se de trazas para situar cualquier tipo de acción entre los barrotes o muros de una cárcel, con lo cual el relato cobra algo de emoción.
Por una parte el espectador, siempre ávido de conocer mundos exóticos, tiene una visión de lo que ocurre allí dentro. Por otra se da una visión del submundo que impera en dichos lugares penitenciarios, en los que a veces los presos tienen sus propias leyes, otras están de acuerdo con los guardianes para mantener el orden a cambio de unos privilegios mediante los cuales se toleran desde el tráfico de drogas hasta el crimen.
Esta historia es la de un corredor de fondo, hombre encarcelado a cadena perpetua por un delito cometido.
Ante esta perspectiva de futuro tan negro no tiene más amor que el de correr. Unido a este va la amistad con su compañero de celda. Por ambos es capaz de cualquier cosa.
Este es el eje central de la acción.
En torno a él sucederán todas esas cosas que hemos dejado entrever anteriormente y que darán puntos de emoción al relato, desde las rivalidades de grupos, negros, latinos y blancos, hasta los piquetes para imponer su ley, el crimen o el tráfico de drogas.
La historia se sale un poco fuera de lo que es habitual en este género al mezclar deporte con lo antes mencionado.
Un buen trabajo de Peter Strauss, dentro de su frialdad.
Notables temas musicales subrayan algunos momentos del largometraje.
Correcta la dirección.
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