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CRITICA
Por: PACO CASADO
A Carl Theodor Dreyer, el más famoso de los directores de cine daneses, le ha salido un compatriota listo y discípulo aventajado en Lars Von Trier que sigue sus pasos con 'Rompiendo las olas' (1996).
Hemos de confesar en primer lugar que no nos gustó 'El elemento del crimen' (1984) y nos pareció aceptable 'Europa' (1991), por lo que quiere decir que no nos encontramos entre los admiradores del cine de este autor.
Sin embargo hemos de reconocer que en este nuevo film hay muchos quilates de cine, aunque no nos parezca un diamante perfecto, como algunos han querido ver en él.
Nos cuenta la historia de un amor patológico desde unas coordenadas religiosas (Lars Von Trier se ha convertido recientemente al catolicismo) en las que juega con conceptos como la culpa, el pecado, el castigo y el milagro.
La acción se desarrolla en Escocia en 1970.
Bess, una chica que estuvo en un sanatorio psiquiátrico, se casa con un obrero de una plataforma marítima cercana.
Viven un amor intenso hasta que Jan, su marido, sufre un accidente y queda paralítico.
Él le propone hacer el amor con otros hombres, lo que le dará fuerzas para su curación.
Ella acepta el sacrificio con tal de conseguir el milagro que resucite a su esposo, todo ello en contra de una sociedad que rechaza su actuación, gobernada por los viejos del lugar influenciados por la intransigencia calvinista.
Tras cada nueva acción Bess habla con Dios en una especie de experiencia mística en la que le cuenta lo que ha hecho y le reprende cuando se ha portado mal.
Lars Von Trier transforma esta dependencia carnal en algo sobrenatural y a veces en delicada poesía hecha imagen, transmitiendo la historia como si fuera un documental, un reportaje real, con cámara a mano, en contraste con los estáticos cuadros con los que arranca cada uno de los siete capítulos y otras tantas canciones en que se divide la película.
Cine religioso en el que el amor a Dios se muestra a través de esta relación terrenal como una metáfora o vía crucis del sacrificio de la protagonista, incorporada por la británica Emily Watson, que no era actriz profesional, pero que muy difícilmente podría ser sustituida por otra mujer que lograra esa transformación y desprendiera tal encanto en su rostro como ella logra transmitir, consiguiendo así lo que el director desea decir en esta película.
Como lunares en esta interesante cinta, el comienzo mareante de la cámara a mano que después se remansa, a tono con el camino que sigue el tema y un cierto alargamiento de la segunda parte.
A cambio escenas realmente interesantes, como todo el inicio con la boda, con momentos geniales, y la extraordinaria interpretación de una actriz sorprendente que hace de esta película una bellísima historia en la que el amor da sentido a todo lo atormentado de este mundo.
Felix a la mejor película europea 1996. César del cine francés al mejor film extranjero. Nominada al Oscar, al Globo de oro y al Bafta Emily Watson. Premio Amanda a la mewjor cinta nórdica. Premio IGRIC en el Festival Art Film. Tres premios Bodil. Premio especial del jurado en Cannes. Premio Czech Lion. Nueve premios del cine danés. Premio European a la mejor cinta y a Emily Watson. Premio Evening Standars a Emily Watson. Fotograma de plata mejor película extranjera. Mejor director y Emily Watson en el F. Lauderdale. Premio Guldbagge. Premio Baltic y OCIC en los Lübeck Nordic. Premio Satellite. Premio de la crítica en el Festival de Brasil. Premio Fipresci en el F. de Estocolmo. Mejor film en el F. de Uruguay.
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