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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los hermanos Farrelly se hicieron famosos y populares por aquella divertida película Algo pasa con Mary, que tuvo un gran éxito, que sirvió de lanzamiento a Ben Stiller. Con aquella comedia de humor irreverente y subido de tono, rompieron la barrera de lo políticamente correcto y se pasaron en la escatología y el sexo, lo que hizo gracia al público y siguieron en esa línea en otros de sus films, aunque en alguna ocasión se desviaran del camino y se burlaran sin piedad de los defectos físicos de los discapacitados.
Su cine no tiene nada de especial y lo hacen mirando únicamente a la comercialidad del mismo. En esta ocasión se han basado en 'El rompecorazones' (1972), la interesante cinta de Elaine May, sobre un artículo del dramaturgo Neil Simon, en el que Eddie Cantrow, un solterón, tras casarse precipitadamente con Lila, durante su luna de miel en México se da cuenta de su error, de que ella es una mujer cruel, interesada, que le ha engañado y se enamora de Miranda, una cándida profesora de gimnasia.
Esta es la esencia de la historia de la que May sacaba algunas conclusiones y enseñanzas, mientras que los Farrelly la toman por el aspecto cómico y de caricatura de personajes de un deprimido cuarentón que toma una decisión equivocaba influido por su padre y su amigo Mac que le acosan para que se case.
En la luna de miel entra la escatología de los Farrelly en la que descubre que Lila padece aerofagia, habla como un camionero, es adicta al sexo desbocado, a beber, es ex-drogadicta lo que le ha provocado un agujero en el tabique nasal y algunas lindezas propias del humor de estos hermanos.
En el fondo hay una historia romántica a la que si se le quitan esos momentos groseros y gags de mal gusto, podía quedar una película bastante aceptable, aunque perdería la personalidad de su cine.
Ben Stiller actúa esta vez al lado de Jerry Stiller, su propio padre en la vida real que hace aquí ese mismo papel.
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