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CRITICA
Por: PACO CASADO
Francis Veber no sólo es el autor de comedias más prolífico y comercial del cine francés sino que además es el más adaptado por el cine americano que encuentra en sus obras una fuente inagotable de temas para versionar.
Esta vez el argumento no es suyo sino de Serge Freydman, pero se encarga de la adaptación y los diálogos y además de dirigir la película, logrando una vez más una comedia divertida, como ya lo fueron sus anteriores La cena de los idiotas y Salir del armario, dos de sus últimos éxitos del cine francés.
Esta vez es la historia de Quentin, un memo que tras cometer un robo es apresado. En la cárcel no para de hablar y vuelve locos a sus compañeros de celda, hasta que da con Ruby, un peligroso criminal que ha robado y escondido dos cientos millones de euros. Ruby, encerrado en su mutismo tiene por finalidad vengar la muerte de su amante y matar a Vogel a quien robó el dinero. Quentin cree que le escucha y se hace su amigo planeando una fuga juntos. Ya no se le despegará de su lado, pero el tonto le va a sacar de más de un apuro.
No cabe duda de que las situaciones son absurdas, pero divertidas para cualquier comedia que se precie. En este caso junto a las escenas cómicas también las hay de acción que vienen a apoyar la comicidad por contraste.
Cuenta con dos de los actores más populares del cine galo, Gérard Depardieu en plan cómico y Jean Reno haciendo una vez más de duro con lo que se vuelve a dar el contraste.
Francis Veber lleva el film a buen ritmo y consigue una cinta entretenida.
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