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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jon Avnet, productor con más de cincuenta películas en su haber, llevaba más de quince años sin dirigir y regresa con este thriller con el que se da una vuelta de tuerca más al tour de force de contar una historia en tiempo real que es lo que ocurre en este film, en el que quitando el prólogo, desde que el protagonista recibe la llamada mortal son esos los minutos transcurridos.
Pero no es ese el mayor mérito de esta cinta, sino posiblemente un handicap, ya que muchas de las cosas que ocurren en ese tiempo récord son realmente inverosímiles, por no decir imposibles.
Jack Gramm es un profesor universitario y psiquiatra forense del FBI que un día mandó a prisión con su testimonio a Jon Foster, un asesino en serie que, pasados los años, está ya en el corredor de la muerte para ser ejecutado, pero antes quiere vengarse de él.
Una llamada anónima le anuncia que le quedan 88 minutos de vida y a partir de ese momento empieza a sospechar de todo lo que se mueve, contando con la inestimable ayuda de su secretaria y su ayudante de cátedra y alguna mujer más que también se convierte en sospechosa, ya que comienzan a suceder crímenes con la misma firma que la del asesino.
Cosas como requerir de su secretaria antecedentes de todos los alumnos o la obtención de una orden judicial en tan poco tiempo, son algunas de las incongruencias de este guion que se va haciendo cada vez más confuso e inexplicable, en el que se introduce además el trauma del profesor por la pérdida de su hermana.
Protagonizado por un Al Pacino pasado de rosca en algunos momentos, con un final inverosímil en el último momento, con una puesta en escena convencional, los resultados no pueden ser muy convincentes, a pesar de la expectación despertada.
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