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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película cuenta la historia, poco convencional, de N, un joven que tiene su salud mental estropeada, que vive con Abril, su hermana, porque le da miedo hacerlo solo en su casa, que desea a todas luces, entrar a vivir en la prisión.
Para conseguirlo tratará de cometer todos los delitos posibles para ser arrestado y encarcelado.
El problema que se plantea es si aquellas personas más cercanas a él, como su propia hermana, se preocuparán tanto como para impedir que se convierta en un delincuente habitual y cometa cada vez delitos que sean más graves como para que un juez lo mande a prisión de por vida.
El film comienza con N avisando a la policía de que un loco trata de robar en un establecimiento de venta de automóviles, y a continuación, cuando oye las sirenas de los coches de la policía, estampa el suyo contra la central de la sucursal de venta de vehículos y pide que lo arresten.
En otra ocasión trata de huir de un supermercado con el carrito de la compra tras haber tirado al suelo los productos de varios estantes, que están a la venta.
Así podríamos seguir ya que durante la primera hora de proyección no hace más que cometer esas pequeñas faltas, pero terminan poniéndoles la multa correspondiente y que pague los desperfectos ocasionados.
N no desea tomar ninguna decisión, ni tener opciones y aunque va a un psicólogo, las sesiones no les sirven para nada.
Lo mismo ocurre con Abril, su hermana que trata de apoyarlo y de orientarlo sin obtener el más mínimo fruto y que trate de comportarse bien.
Desconocemos qué habrá visto Martin Scorsese en esta cinta como para decidir producirla.
Se trata de un argumento del absurdo, en el que se le da la vuelta a la normalidad enfrentándose el protagonista incluso al juez para que lo condene y salirse con la suya.
La primera hora de proyección, en la que comete todos los delitos es la mejor ya que la segunda parte, ya en la prisión, se hace un poco reiterativa, en cuanto a las situaciones que se producen, que no tienen el mismo aliciente.
El guion, del propio Rodrigo Cortés, se basa en una adaptación libre de la novela de igual título de Enrique Rubio, contada en siete capítulos, con los nombres de los siete enanitos de Blancanieves.
Esta especie de sátira política, con pocos diálogos y los que posee no tienen muchos interés literario, denotan el estado de ánimo del protagonista en cada momento.
En cuanto a la interpretación Mario Casas se lleva todo el protagonista, ya que está todo el tiempo en pantalla, logrando uno de los mejores trabajos que le recordamos, muy bien seguido por la simpática Anna Castillo en el papel de Abril, la hermana, y José Sacristán en el personaje del juez al que N lo pone a cien para que lo meta en la cárcel.
La historia está contada por derecho por lo que no tiene mucha dificultad de montaje ni en cuanto a la puesta en imágenes, con una dirección sencilla por parte del director gallego Rodrigo Cortés en esta narración plenamente surrealista.
La banda sonora de Victor Reyes, compositor habitual de los títulos de Rodrigo Cortés, compone una partitura machacona que le viene bien, acentuando la narración.
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