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CRITICA
Por: PACO CASADO
Normalmente cuando una película recibe un primer premio en un festival importante, como en este caso lo es el de Cannes, como el más famoso de los que se celebran en Europa, suele llamar la atención.
En el caso de 'Anora' (2024) ha pasado totalmente desapercibido y no ha sido programada masivamente en cuantas ciudades se proyecta.
Esto puede ser un síntoma de que la Palma de oro de este año posiblemente no haya ido a parar al mejor film o bien que el nivel de las producciones de esta edición ha sido más bien bajo.
De una forma o de otra aquí está 'Anora' (2024), dirigida por Sean Baker, que nos ha parecido un producto más bien endeble y repetitivo, ya que estirarlo hasta los excesivos 139 minutos nos parecen demasiado para su corto argumento con una estética algo fría y colores apagados.
Trata sobre las mujeres que ejercen la prostitución como oficio y medio de vida, centralizado en este caso en Ani, diminutivo de Anora, que es como le gusta que le llamen a la protagonista, que también da título a esta cinta.
Es una chica joven, de 23 años, de origen ruso, que trabaja en un club de alterne de Brooklyn, que un día hace amistad con Ivan, un joven ruso, dos años mayor que ella, cuya familia es millonaria, que tiene una casa espléndida en Nueva York y mucho dinero.
Un día la contrata durante una semana por 10000 dólares para que haga de su novia y tras organizar espléndidas fiestas llenas de alcohol y drogas, viajan a La Vegas donde acaban casándose, algo que enfada muchísimo a su madre cuando se entera, que trata de anular el reciente matrimonio porque le parece un gran escándalo que su hijo se case con una prostituta.
Estas breves líneas constituyen el argumento del guion que ha escrito el propio director norteamericano Sean Baker, un cineasta que procede del cine independiente, que es prácticamente un desconocido en nuestro país a pesar de que este es su octavo largometraje de los realizados hasta ahora.
Resulta demasiado largo y reiterativo para lo que tiene que contar y se llega a un desenlace que más o menos se preveía desde que los padres se enteran del casamiento, que constituye el último tercio del metraje.
Es una especie de moderna versión del cuento de la Cenicienta que sucede en la actualidad, en la que la protagonista, Ani, ve cambiada su vida, que da muchas vueltas al conocer lugares en los que nunca había estado, que no tienen nada que ver con lo que hacía hasta ahora, con una historia de amor en la que al final todo vuelve a su ser.
Una comedia moderna y entretenida, distinta, con respecto a lo que Sean Baker, uno de los realizadores del cine independiente más prometedores, ha realizado hasta ahora y para los que conocen a fondo su filmografía es la mejor de todas las que la componen, a pesar de sus fallos.
La pequeña, delgadita y encantadora actriz Mikey Madison asume bien su papel de Ani, a la que da la correspondiente respuesta, en igual tono, Mark Eidelshtein, en este singular romance con sórdidos personajes pero con buen humor.
Palma de oro en el Festival de Cannes. Premio para Mikey Madison en el Festival Savannah y en el de Mill Valley. Premio a la mejor producción de los críticos de cine y televisión norteamericanos.
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