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CRITICA
Por: PACO CASADO
En 1961 el polaco, hoy octogenario, Stanislaw Lem, uno de los mejores autores de ciencia ficción, según los expertos, escribió esta novela que fue llevada al cine con bastante fidelidad y larga duración (165') por el ruso, ya fallecido, Andrei Tarkovski en 1972.
El director Steven Soderberg vuelve a tomar el texto original, que no la película, para hacer su versión del mismo, mucho más abreviada y sencilla, cambiando algunas cosas.
Si bien en la de Tarkovski tardaba una hora en llegar el médico psiquiatra Chris Kelvin a la estación espacial Prometheus para averiguar lo que pasa allí, en la de Soderberg llega en diez minutos, y en lugar de centrarse en la relación de éste con su padre, lo hace con su esposa, Rheya, que se suicidó hace diez años y de lo que él se sigue sintiendo responsable.
Esta materialización alucinatoria de la esposa, que no se sabe muy bien si en sueños, en la mente, en la memoria o de forma real, es un acallar la conciencia, es rectificar conductas pasadas, es tener una segunda oportunidad.
El film ha perdido el misticismo religioso de la novela y si bien ha dividido al público y a la crítica, es porque resulta difícil poner estos conceptos en imagen, al tocar temas como el amor, la muerte, la soledad, la conciencia, el deseo de redención o si hay otra vida.
Es una ciencia ficción psicológica hecha de dolor y sentimientos una cinta intimista, en un futuro quizás no muy lejano.
Steven Soderberg ha dejado de lado cualquier disquisición filosófica y se ha centrado en la historia de amor que alarga e investiga en su pasado y pasa de la parafrenalia científica.
Su fracaso comercial norteamericano ha sido porque el público cree que va a ver una película de ciencia ficción al uso, con George Clooney como héroe al frente, y se encuentra todo lo contrario.
Su mensaje metafísico es complicado para el espectador medio.
La sobria, elegante y sombría puesta en escena, su ritmo pausado, que quizás falla a veces, obedece a los conceptos que expone, con una perfecta fotografía y música, una adecuada interpretación de los escasos protagonistas que integran su compleja trama, externamente brillante, pero íntima y misteriosa en el desarrollo de la historia.
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