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CRITICA
Por: PACO CASADO
Debido al éxito conseguido con 'Vaiana' (2016), al lograr una recaudación mundial de 640 millones de dólares frente a los 150 de su presupuesto, la productora Disney ha decidido contarnos la continuación de la primera aventura en la que Moana, que así se llama la protagonista, aunque en España la han bautizado como Vaiana, en ese afán por no respetar los títulos originales cuando son fáciles de entender para el espectador español.
La historia se reinicia tras recibir una inesperada llamada de sus antepasados, en concreto de la abuela Tala, Vaiana debe emprender un viaje por los lejanos mares de Oceanía, y se adentra en peligrosas aguas perdidas hace mucho tiempo para vivir una aventura sin precedentes, con la que nunca antes se había enfrentado.
Las islas de la Polinesia, al sur del océano Pacífico, con sus espectaculares paisajes, sirven, una vez más, como telón de fondo a esta nueva aventura, para continuar con el mismo espíritu de todos sus antepasados de la tribu Motonui
Hay algunas secuencias en las que Vaiana se ve sumergida en sus pesadillas, lo que le da un toque algo más oscuro al tema.
Al contrario que la primera, la secuela es menos ambiciosa en lo narrativo.
Hay también algunos aspectos de corte sentimental como las que tiene con Simea, su hermana pequeña.
La película, aunque en este caso haya cambiado la dirección de los que hicieron la primera parte, sigue en ella el mismo espíritu e igualmente también los personajes de la anterior.
Los personajes con Vaiana al frente emprenden un arriesgado viaje en busca de nuevos habitantes de otras tierras en compañía de una tripulación tan original que se sale de lo común.
La producción ante el éxito anterior no se ha cortado un pelo en hacer un film realmente ambicioso con un ritmo auténticamente frenético hasta el punto que creemos que en algunos momentos se pasa de frenada, no obstante pensamos que no supera a la anterior, ya que le falta un poco de contenido en el argumento que tal vez se haga un poco repetitivo en ocasiones, lo que quizás haga que para los espectadores muy pequeños no acaben de captar la idea central del tema.
Se repiten los efectos visuales de la primera así como los hallazgos cómicos y en su lugar nos falta la inspirada música de Lin-Manuel Miranda que es sustituido por la de Abigail Barlow y Emily Bear que se encargan esta vez de poner las canciones a lo largo de toda la narración, pero no tienen la misma calidad que las de la cinta anterior.
En cuanto a la animación no hay ningún reparo que poner.
Los personajes principales no han perdido la gracia que tenían en la primera entrega y el interés continua de cara al espectador, que se deleita con los dibujos en esta secuela que resulta bastante digna.
Esta vez ha sido necesaria la conjunción de tres directores David G. Derrick jr., Jason Hand y Dana Ledoux Miller para llevar a cabo esta nueva producción, con un ritmo demasiado acelerado.
La película está, al igual que la primera, salpicada de nuevas canciones, pero su nivel no supera a la banda sonora de la anterior y además emite un mensaje ecológico e invita a colaborar a las diferentes culturas para resolver los problemas.
En cuanto a la realización no aporta nada nuevo con respecto a lo conseguido por la primera.
Finalmente Vaiana terminará por encontrar su propia identidad.
A la vista de cómo ha arrancado de cara a la taquilla, que puede ser uno de los títulos de más recaudación del año, habrá que pensar en una tercera entrega.
Premio de los críticos de cine y tv.
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