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CRITICA
Por: PACO CASADO
A la hora de hacer la crítica de esta película nos bastaría con reproducir la correspondiente a 'La cabeza sobre el agua' (1993), de Nils Gaup, coproducción noruego-sueca estrenada en el pasado mes de mayo, a pesar de que llevaba ya tres años realizada, ya que se trata de un remake de aquella que sigue paso a paso el mismo guion, con ligerísimas variantes en las situaciones y personajes que apenas son perceptibles de un film a otro, salvo el escenario, los diálogos, los actores y el paisaje.
Al igual que en la cinta original se reduce prácticamente a tres los personajes, ya que el cuarto es el muerto y el quinto un policía que aparece al final.
Toda la acción se desarrolla en una isla en la costa de Maine donde pasan sus vacaciones un veterano juez y su joven esposa, junto a un amigo de ambos que habita poco más allá, en la casa de invitados. Cuando salen de pesca los dos hombres, un antiguo novio de la mujer se presenta en la mansión, apareciendo muerto a la mañana siguiente.
Para evitar reavivar resquemores debido a su turbio pasado, la esposa oculta el cadáver.
La intriga consiste en saber quién ha planeado tan bien un crimen aparentemente sin asesino.
El guion, que se podría representar perfectamente en un teatro por lo reducido de los escenarios, nos parece de una gran inteligencia a la hora de manejar los escasos recursos a su alcance.
De lo que sí estamos seguros, que puesto en las manos de Alfred Hitchcock hubiera resultado una obra maestra, pero aquí de nuevo se transforma en un interesante pasatiempo que nos lleva de sorpresa en sorpresa a cada paso que dan los protagonistas.
Jim Wilson, antiguo productor convertido ahora en realizador que hace con ésta su tercera película pero primera en importancia, lo lleva a cabo con una aceptable puesta en escena en la que tal vez sobresalga un poco más el humor negro que en la primera, remarcado por una música que así subraya determinados momentos.
La ventaja que tiene sobre la anterior es que posee unos actores como Harvey Keitel y Cameron Díaz en la cabecera de cartel que llaman más la atención que los de la otra versión.
Pero al ser el mismo argumento distrae igual que la primera, aunque vaya a pasar igualmente tan desapercibida.
'Solamente se vive una vez' (1993), como aquella, también fue programada en el Festival de Sitges.
Y por favor no se marchen hasta ver el último metro de celuloide, porque hay sorpresa al final.
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