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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ettore Scola, mejor guionista que director, vuelve con 'La cena' (1998) a la comedia coral costumbrista en la que cita en un restaurante a medio centenar de comensales de los que nos da a conocer breves fragmentos de sus vidas, historias menores que se cruzan y que transcurren en el tiempo de una cena, distribuidos en las 14 mesas de esta trattoría simbólica para hacer un repaso a la sociedad italiana actual.
Fanny Ardant, dueña del lugar, hace de hilo conductor.
La gama es variada, desde el jubilado habitual a cenar, hasta el maduro profesor enamorado de una joven alumna que no se atreve a romper con su esposa, pasando por la novia que trata de comunicarle su embarazo al novio que no le hace caso, los amantes sentados a la misma mesa con sus parejas, inquietos por estar juntos solos, la madre que espera tener continuidad en su hija y ésta le dice que se mete a monja o la problemática de la dueña que da una fiesta a su sobrina en su cumpleaños y un largo etc., ya que sería demsiado prolijo enumerarlos a todos.
El problema es que son muchas historias mezcladas, algunas que no nos interesan restan atención a las otras.
Ettore Scola reivindica la importancia de la comunicación en el mundo moderno, que se está perdiendo, tan sólo pendientes de la televisión.
La facilidad de su cámara no logra captar todo el interés que tiene uno de los últimos trabajos de Vittorio Gassman, el buen hacer de Giancarlo Giannini, Fanny Ardant o Stefania Sandrelli, actrices fetiches del director italiano.
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