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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nunca sabemos los extraños designios que mueve a las multinacionales para que los españoles veamos una película. Generalmente es su comercialidad, si son americanas o el éxito taquillero en su país de origen.
En ocasiones también cuenta el papel que hacen en los festivales de cine donde se presentan, ya que estos actúan de termómetro para determinar las acogidas del público y de la crítica.
Pues todas estas condiciones se dan en 'Las aventuras de Priscilla, reina del desierto' (1994), ya que se trata de una producción australiana, que ha batido récords de recaudación en su propio país, que ha sido presentada en los festivales de Cannes, Edimburgo, San Francisco, San Sebastián y Seattle, siendo este último el que le otorgó a Terence Stamp el premio al mejor actor por su labor en este film.
El trabajo del actor inglés bien lo merece por la incorporación de Bernadette, un homosexual que al morir su pareja se une a otros dos que tienen un espectáculo de travestismo y han sido contratados para actuar en un hotel de Alice Springs, en medio del desierto rojo, por lo que han de recorrer el país de punta a punta, desde Sidney. A lo largo del camino iremos conociendo los motivos que llevaron a unos y a otros a esta vida y disfrutamos de las aventuras que les suceden. Está salpicada de detalles humanos, otros corrientes de la vida cotidiana de estos seres diferentes.
Vemos cómo se visten, maquillan resaltan los detalles o disimulan defectos.
Conocemos todo lo que hay debajo de sus plumas, lentejuelas y de los sujetadores rellenos.
Es una especie de road movie en la que el protagonista principal es el autobús que pintado de color lavanda han bautizado con el nombre de Priscilla, de donde le viene el título a la cinta.
Stephen Elliott hace con este su segundo largometraje y a pesar del espinoso tema elegido le ha sabido dar un toque de cierta elegancia, con una buena banda sonora trufada de temas de Abba, Village People, Gloria Gaynor o Ella Fitzgerald que la enriquecen a la hora de hacer las imitaciones a cargo de estos artistas del drag.
Como autor también del guion le introduce un cierto sentido del humor aunque a veces no pueda evitar algunos diálogos propios del ambiente en que se desarrolla.
En la interpretación destaca sobre todo el trabajo de Terence Stamp, realmente espléndido, que nos hace creer en todo momento que se trata de una gran dama.
Bien el resto de los actores.
Oscar al mejor vestuario ((Lizzy Gardiner y Tim Chappel). Premio del Instituto australiano al mejor diseño de producción y al vestuario. Bafta al vestuario y al maquillaje. Premio Glaad Media al mejor film. Premio del publico en el L.A, Outfest. Premio a la mejor cinta y a Terence Stamp en el Festival de Seattle. Premio Chlotrudis a la mejor película. Premio 20/20 al vestuario.
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