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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine de Málaga, donde optó a ser la mejor película española, llega a los cines 'La deuda' (2025), dirigida por Daniel Guzmán, que es la más ambiciosa de las tres que ha realizado hasta ahora.
Lucas, un hombre de 41 años, convive con Antonia, una anciana de 86, compartiendo un viejo y modesto piso en un barrio céntrico de la ciudad, con ciertas dificultades económicas, pero afrontan la vida con humor, esperanza y el cariño que se tienen ambos.
Lucas no conoció a sus padres, que murieron cuando era un bebé y fue recogido por ella que es quien lo crió como su madre y él le tiene el mismo cariño como si realmente lo fuera.
Lucas trata de buscar trabajo, pero no lo encuentra.
Los días transcurren de manera cotidiana, hasta que una financiera compra el edificio para derribarlo y edificar de nuevo y se tendrán que ver obligados a tener que dejar su piso, a lo que Lucas se resiste y hará todo lo posible porque ello no ocurra.
Un hecho que hace que la gente tenga que dejar su barrio en el que ha vivido toda su vida, viéndose obligada a conocer a otros vecinos, debido a la especulación y la ambición de las empresas financieras y constructoras, lo que hace que les cambie la vida.
Pero salir adelante con el dinero de la pensión de Antonia no es suficiente para llegar a fin de mes.
'La deuda' (2025) es el tercer título de Daniel Guzmán como director, tras debutar con 'A cambio de nada' (2015) al que siguió 'Canallas' (2022), y ahora este thriller emocional, con tintes sociales y de crítica, que trata de reflejar la realidad más cotidiana como es habitual en el tipo de cine que suele hacer.
El elaborado guion se ramifica en varias tramas lo que le da un mayor interés, que en algún momento se vuelve algo predecible, aunque en otros tiene situaciones muy realistas y diálogos que parecen sacados de la vida misma.
Daniel Guzmán asume también la tarea de guionista y a la vez la de protagonista, encarnando a Lucas, un hombre que trata de salir adelante, aunque sea delinquiendo, a lo que se ve obligado ya que no tiene suficiente dinero para llegar a fin de mes y mucho menos para poder parar el proceso de desahucio.
Daniel Guzmán suele utilizar a actores de la tercera edad en sus films, porque aprende mucho de ellos, ya lo hizo en su primer largometraje, A cambio de nada, donde empleó a Antonia Guzmán, su abuela, que fue nominada al Goya por su trabajo, y ahora vuelve a repetir en este caso con Charo García (actriz que murió a los 92 años el pasado mayo) en el personaje de Antonia, que lo hace bastante bien.
En el reparto se combina la veteranía de actores como las dos pequeñas intervenciones de Luis Tosar, las de Itziar Ituño que encarna a la madre afectada por la muerte de su único hijo, Susana Abaitua en la encantadora enfermera, Mara, que ayuda a Lucas a salir de su complicado problema o la debutante Charo García en el personaje de Antonia, llegando a complementarse el saber de unos con la ignorancia de la novata.
Daniel Guzmán está muy bien incorporado a Lucas en esta dramática cinta, llena de matices humanos, en un guion que saca bastante partido de las situaciones, con algunos momentos en los que llegan al corazón del espectador, como el sentido de la culpa, el cuidado de la vejez, la enfermedad, el desempleo o el desahucio de gente humilde y sin recursos.
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