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CRITICA
Por: PACO CASADO
A Stephen Sommers se le ocurrió el argumento de esta película viendo un documental sobre medusas, una de las especies más venenosas del mundo, y otro sobre unos calamares-vampiros bastante repulsivos.
Unió estas ideas y construyó un guión sobre unos tremendos monstruos submarinos que atacan a un transatlántico de lujo, unido a la idea de un comando que va a asaltarlo para robar las potentes cámaras acorazadas que defienden las joyas y el dinero de los potentados que viajan a bordo del mismo.
Cuando acceden a él lo que se encuentran es una tremenda carnicería y unos enormes animales contra los que han de luchar si quieren supervivir.
Con estos elementos la acción y los efectos especiales están asegurados para construir un argumento trepidante que, poco a poco, se hacen los dueños de este film en el que los actores no son más que marionetas en poder de los repugnantes bichos.
Todo lo demás es bastante despreciable, desde los vulgares e ingenuos diálogos hasta las situaciones más absurdas e inverosímiles creadas para impactar al espectador.
Una dirección casi inexistente de Stephen Sommers (Las aventuras de Huckleberry Finn, El libro de la selva. La aventura continúa) que es el total responsable del resultado final, al ser el director y guionista de este invento.
Tan sólo destaca la espectacular música de Jerry Goldsmith.
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