Título: | LA ÚLTIMA CIMA | |
Tit. Orig.: |
LA ÚLTIMA CIMA | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2010 | |
Dirección: | JUAN MANUEL COTELO | |
Guión: | JUAN MANUEL COTELO | |
Fotografía: | ALEXIS MARTÍNEZ | |
Música | ||
Interpretes: | Documental | |
Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 81 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
A pesar de que de un tiempo a esta parte estrenar documentales en los cines se ha puesto de moda, lo que no es tan frecuente es que triunfen y sobre todo cuando va contra corriente, como es el caso de "La última cima", de Juan Manuel Cotelo, a quien le ocurre como a su película.
Cotelo, nacido en Madrid hace 44 años, empezó la casa por el tejado. Nos explicamos. Cuando casi todos los que se interesan por el cine comienzan haciendo cortos, él lo hizo con un largometraje, "El sudor de los ruiseñores" (1998), que estaba bastante bien para ser una ópera prima. Tras un tiempo en que actuó como actor en unas dos docenas de episodios de televisión, de hacer de productor, guionista y hasta de editor, hizo dos cortos, "Esto no es una ONG" (2007) y "Corto descafeinado" (2007). Y por si era poco, para su segundo largometraje se mete a hacer un documental y ...¡sobre un cura!. Cualquiera le podía decir que estaba loco ... pues ha triunfado.
Es la historia de Pablo Domínguez Prado, sacerdote, teólogo, profesor de la Facultad de Teología de San Dámaso, autor de cuatro libros, aficionado a escalar montañas, que falleció a los 42 años, en febrero de 2009, en compañía de Sara Jesús Gómez, una amiga cirujana de 37 años, en el Moncayo, al despeñarse por una pendiente de más de mil metros.
El documental se compone de una presentación que hace el propio Juan Manuel Cotelo, de fragmentos de una conferencia que dio días antes de su muerte, algunas declaraciones a una emisora de radio y de las opiniones de padre, madre, hermanos, amigos, compañeros sacerdotes, monjas y obispos que le conocieron, así como declaraciones a pie de calle sobre la clase sacerdotal.
Era un hombre alegre, generoso, entregado a los demás, siempre dispuesto a acudir a socorrer a cualquiera e incluso hacerse amigo de aquel que, sin conocerle, le insultara.
Un documental sin trampa, que contagia la alegría de vivir y de hacerlo de la forma que lo hizo Pablo protagonista de este relato que era feliz escalando montañas porque así se sentía más cerca de Dios y donde si tenía oportunidad oficiaba la santa misa.
Las últimas palabras que comunicó a sus familiares por teléfono cuando llegó a la cumbre del Moncayo fueron: "he llegado a la cima" y horas después murió como deseaba, en la montaña.
Era un hombre normal, listo, afable, simpático, atractivo, cordial y piadoso sin mojigatería. Hablaba sin reparos de la muerte, del celibato, de la vida y le pedía a sus amigos que le cortaran si se pasaba en el sermón. Enganchaba con sus predicaciones, lo cual hacía que la celebración de sus misas estuvieran siempre llenas de fieles.
Una cinta sincera sobre la vocación religiosa, la amistad y una forma diferente de ver la vida, que está siendo muy bien acogida.