Título: | 23 F | |
Tit. Orig.: |
23 F | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2010 | |
Dirección: | CHEMA DE LA PEÑA | |
Guión: | JOAQUÍN ANDÚJAR | |
Fotografía: | DAVID AZCANO | |
Música | ANTONIO FERNÁNDEZ | |
Interpretes: | PACO TOUS, JUAN DIEGO, FERNANDO CAYO, GINÉS GARCÍA MILLÁN, MARIANO VENANCIO, LUIS ZAHERA, MANOLO SOLO | |
Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 103 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Hacer una película sobre el Golpe de Estado que tuvo lugar en España el 23 de febrero de 1981 a las 6'23 de la tarde, en que se vio en peligro la recién nacida democracia, tenía un riesgo bastante claro.
Aquella jornada también fue conocida como la noche de los transistores, en la que los españoles temieron el regreso de nuevo de la dictadura.
Fueron unos momentos de pánico que llevaron a sindicatos y empresas de izquierdas a quemar papeles que les pudieran comprometer.
De la misma manera algunas familias cruzaron las fronteras para huir de aquel fallido golpe de estado.
Para los que tuvimos ocasión de vivirlo a través de la radio y la televisión ya lo conocíamos; para los más jóvenes han tenido ocasión de leer los muchos libros que se han escrito especulando sobre el tema o aportando los documentos nuevos que se han ido publicando sobre el mismo y de ver en la pequeña pantalla la reciente miniserie en dos capítulos que se llevó a cabo en 2009, 23 F. El día más difícil del rey, que tuvo una de las mayores audiencias televisivas.
Todo esto se supone que le debe quitar espectadores a esta película que se ha tardado 30 años en decidir llevarla a cabo perdiendo la oportunidad de ser la primera.
Ahora se ha querido justificar con la celebración del 30 aniversario de aquel suceso, de lo que posiblemente se haya aprovechado lo mucho que se ha hablado del tema en esos días.
Lo que cuenta es de todos conocido, el golpe que intentaron Milans, Armada y Tejero, entrando este último en el Congreso durante la votación para la investidura de presidente de Calvo Sotelo y secuestrando a los diputados, lo que suponía el final de la transición y el comienzo de la democracia.
Antonio Tejero mantuvo a los diputados como rehenes en el Congreso, mientras el Rey intentaba controlar la situación con su discurso y organizando a las fuerzas vivas, hasta que éste se da cuenta de que ha sido utilizado.
No cabe duda que tuvo su importancia la decisión del rey que, a través del discurso emitido por Televisión Española, se puso del lado de los demócratas.
En el film, con tono de documental reconstruido, se cuenta lo ocurrido durante esas 17 horas desde aquella tarde hasta que a la mañana siguiente se rindieron los asaltantes.
Lo externo, lo que ofreció la televisión, es de sobra sabido. Lo que no se sabe es lo interno, las conversaciones del rey y sus colaboradores, lo que ocurrió por los pasillos ya que se dio orden de apagar las cámaras y de salir a los periodistas.
Eso puede ser pura especulación.
Se echa de menos saber lo que ocurría en el hemiciclo con los diputados, las charlas entre ellos o lo que pensaban en aquellos momentos y el pánico que vivió el país durante esas horas, en la llamada noche de los transistores, en que se ponía en peligro la recién comenzada democracia, que hubiera complementado lo visto, como así lo hace el breve prólogo en blanco y negro que recoge la muerte de Franco, el asesinato de Carrero Blanco, los asesinatos de ETA, etc.. para situar los hechos.
En realidad se hace una especie de discreto thriller político o digno documental, sobre un importante suceso histórico reciente algo que suele hacer últimamente la televisión a través de las miniseries.
Es en la primera parte donde se pone mayor tensión y el clímax con el tejerazo, mientras que la segunda mitad es más especulativa e incluso algo teatral al desarrollarse en pocas dependencias y en donde se resalta el importante papel del rey ante el esperpento que supuso el fracasado golpe.
Otro de los riesgos de la cinta es tratar de encontrar actores con cierto parecido físico con los personajes reales, siendo algunos acertados mientras otros son ridículos.
Destacan las intervenciones de Juan Diego como el dubitativo Armada, Fernando Cayo personificando al Rey, Mariano Venancio incorporando a Sabino Fernández Campos y Paco Tous que hace un Tejero bastante serio, tozudo y dramático a pesar de ser un actor generalmente cómico.
Posiblemente la elección de Chema de la Peña no haya sido la mejor, visto sus antecedentes en comedias de poco valor artístico como Isi/Disi: Amor a lo bestia (2004), como también le ocurre a Joaquín Andújar el guionista de El oro de Moscú (2003), que no puede presumir de su filmografía.
A pesar de ello hacen un trabajo digno en este caso.