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CRITICA
Por: PACO CASADO
La ciencia ficción fílmica trata de evolucionar y de hallar nuevos caminos para no estacionarse, para renovarse, procurando encontrar argumentos diferentes.
La acción se sitúa en la ciudad de Los Angeles en el año de 2029.
Las máquinas surgidas de las cenizas de la guerra nuclear pretenden exterminar a la humanidad.
La batalla decisiva tendrá lugar en 1984.
A esa época es enviada una máquina con aspecto de un humano, un terminator.
Su misión es la de matar a Susan Connor, futura madre del jefe de la resistencia contra las máquinas.
Un adroide, aparentemente indestructible, viaja desde el año 2029 hasta el 1984 para asesinar a una camarera que está embarazada, cuyo hijo aún no nacido, liderará a la humanidad en una guerra contra las máquinas para su aniquilación.
Pero por otra parte también se envía a un combatiente de esa guerra para que proteja a la mujer, cueste lo que cueste.
Esta vez es un hombre máquina venido del año 2029 para eliminar a una mujer, Sarah Connor, que será la madre de un futuro salvador en el mundo del que procede.
Pero junto a él vendrá también alguien que tratará de protegerla para que sobreviva y se cumplan los planes previstos.
Es como contar esta historia en flash-back.
La película se puede reducir, en términos elementales, a una lucha entre el bien y el mal, en este caso el último representado por las máquinas, los robots al servicio del mal, mientras que el hombre defiende el bien.
En el aspecto fílmico no es muy original.
Por la forma y empleo de la violencia se nos antoja algo semejante a las cintas australianas del tipo de 'Mad Max el guerrero de la autopista' (1979).
Todo se reduce a una constante persecución, con múltiples carreras, disparos con armas de gran calibre y violencia por doquier, ante un enemigo prácticamente invencible, por ser indestructible, por más que se deshaga en pedazos, lo que origina alguna que otra sorpresa cuando aparentemente está ya roto.
James Cameron había colaborado con John Carpenter en 'Rescate en Nueva York' (1981) como director de fotografía de los efectos visuales y dirigido la secuela 'Piraña II: los vampiros del mar' (1981), que también escribió, como ocurre igualmente en esta ocasión a la que a base de un montaje rápido quiere imprimir más violencia a las imágenes, lo que a veces creemos que es un error.
Ganó el Gran Premio en el Festival de cine fantástico de Avoriaz (1985) y tres premios de la Academia de Ciencia Ficción. Premio NBR.
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