Título: | LA JUNGLA 4.0 | |
Tit. Orig.: |
LIFE FREE OR DIE HARD | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2007 | |
Dirección: | LEN WISEMAN | |
Guión: |
MARK BOMBACK, DAVID MARCONI. Basados en el artículo escrito por JOHN CARLIN |
|
Fotografía: |
SIMON DUGGAN |
|
Música |
MARCO BELTRAMI |
|
Interpretes: |
BRUCE WILLIS, TIMOTHY OLYPHANT, JUSTIN LONG, CLIFF CURTIS, MAGGIE Q, MARY ELIZABETH WINSTEAD, JONATHAN SADOWSKI, KEVIN SMITH, SUNG KANG |
|
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS | |
Duración: | 126 MINUTOS |
---|
Por PACO CASADO
A veces los éxitos en el cine ocurren por casualidad. Así sucedió con 'Jungla de cristal', de John McTiernan, que dio a Bruce Willis la oportunidad de hacer el papel de John McClean tras haber sido rechazado por otros y sin embargo se convirtió en el personaje que más fama le ha dado junto con el televisivo de Luz de luna.
No es un superhéroe sino un simple agente que tras ser expulsado de la policía entra en el Departamento de Seguridad Nacional y tiene la facultad de estar en el lugar y el momento equivocado para meterse en grandes líos y problemas.
Si en la primera era en un gran edificio de cristal, en la segunda en un aeropuerto, en la tercera en la ciudad de Nueva York, igualmente le ocurre en esta cuarta entrega en Washington, en vísperas de irse de vacaciones en el puente del 4 de julio, día de la Independencia, al ir a detener a Matt Farrell, un joven hacker que ha colaborado con un grupo de piratas informáticos a las órdenes de un tal Thomas Gabriel, en un complot que pone en peligro la seguridad de Estados Unidos.
Esto está ocasionando grandes desperfectos en el país al caer primero el sistema que dirige el transporte, paralizando los semáforos y originando un pequeño gran caos que no es nada con lo que intentan a continuación, con los satélites de comunicación, los teléfonos, los móviles, el agua, el gas y un largo etc. todo ello en venganza por haber sido rechazado su plan para reforzar la seguridad nacional.
A diferencia de las tres entregas anteriores esta vez no ese basa en ninguna novela sino en un simple artículo sobre terrorismo informático de John Carlin publicado en la revista Wired, en torno al que los guionistas organizaron toda esta trama en rededor del personaje de John McClane.
Fue el propio Bruce Willis quien eligió esta vez al director Len Wiseman, tras ver su trabajo en Underworld y su secuela, Underworld: Evolution, quien puso como condición un rodaje clásico, real y dejando a un lado la infografía, dentro de lo posible, aunque para ello tenga que cargarse un gran trayler, multitud de coches, un helicóptero, un bombardero Harrier de las fuerzas armadas, una central térmica y hasta el mismísimo Capitolio.
Tal vez la elección del director haya sido uno de los aciertos al mejorar el trabajo hecho en sus dos películas anteriores y dándole el ritmo narrativo necesario para que la acción no pare en ningún momento, gracias a un guión que enlaza bien las acciones y aún admitiendo los convencionalismos y lo inverosímil de determinadas acciones habituales de este género y los adelantos informáticos en los que como el propio McClane nos hemos quedado ya obsoletos.
Han pasado 12 años desde la primera y tanto el actor como el personaje están más viejos, pero han adquirido más experiencia, sigue divorciado y con problemas con su hija Lucy, con la que apenas se habla desde el divorcio con su madre, que termina siendo un problema el tener que salvarla.
De esa forma la serie continúa con sus características habituales de defensa de la familia, mucha acción, humor, ironía, explosiones y violencia en cantidades industriales.
No tiene que enfrentarse en este caso a malos carismáticos como los que encarnaron actores famosos como Jeremy Irons, Franco Nero, Alan Rickman o William Sandler en los anteriores films, pero éste tiene la suficiente fuerza como para hacerle frente, aunque Timothy Oliphant sea casi un desconocido.
Marco Beltrami pone adecuada banda sonora para subrayar las escenas de acción a una cinta que no da ni un momento de respiro, que rezuma adrenalina por todos sus poros, cuya diversión está asegurada y el cine, no lo olvidemos, también es espectáculo y ésta lo consigue con gran dignidad.