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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si en su día estuvo de moda en el cine americano el género de catástrofes provocados por terremotos, naufragios, accidentes aéreos y toda clase de peligros, ahora parece estarlo por los que provoca el hombre con sus locuras, ambiciones de poder, en el que abundan los incendios, muertes, violencia, explosiones y toda clase de peligros que ponen en riesgo la vida de las personas.
Hollywood sigue fiel a seguir con las continuaciones siempre que el filón siga siendo rentable.
Así tras el gran éxito de la película Jungla de cristal (1988), de John McTiernan, en la que el protagonista tenía que rescatar de un alto rascacielos de cristal a un grupo de personas secuestradas, entre las que se encontraba su esposa, había que volver a repetir la fórmula y en este caso ha vuelto a dar un buen resultado, únicamente que en este caso se ha cambiado de escenario por otro no menos espectacular y complicado como el del aeropuerto de Washington, donde el héroe John McClean, reconciliado ya con su esposa, espera el avión que le hará pasar juntos las fiestas navideñas.
Pero coincidiendo con su llegada está prevista también la del vuelo que trae a un dictador sudamericano, Ramón Esperanza, detenido para ser juzgado por delitos de narcotráfico, cuando es trasladado a Washington, lo que hará que un grupo ultra de seguidores trate de rescatarlo y ello tendrá que tratar de impedirlo nuestro héroe enseguida que sospecha movimientos extraños en el aeropuerto.
Esto sucede con el lugar lleno de público en unas fechas tan señaladas, momento en el que ocurre esta aventura, tan espectacular si cabe o más que la anterior aunque ya no nos coja de sorpresa al conocer la fórmula utilizada en la cinta precedente en la que se empleaba la violencia más espectacular posible.
La fórmula de las acciones espectaculares vuelve a dar buenos resultados, ya que la película se ha situado a la cabeza de la más taquillera en Norteamérica durante los últimos meses, junto con otras del mismo corte como 'Desafío total' (1990) de Paul Verhoeven, con Arnold Schwarzenegger, seguida de otros títulos también de acción caso de 'Días de trueno' (1990) de Tony Scott, con Tom Cruise, '48 horas más' (1990), de Walter Hill, con Eddie Murphy o 'Dos pájaros a tiro' (1990), de John Badham, con Mel Gibson.
Aquí tal vez no valga decir aquello de "nunca segundas partes.." porque se trata de un nueva aventura, un director distinto y únicamente hay la continuidad del protagonista y su esposa y un guionista para mantener el tono del film anterior.
Y si espectaculares eran las acciones de Jungla de cristal (1988), no mucho menos ni más continuadas lo son en esta ocasión las llevadas a cabo por Renny Harlin, director de películas como 'Presidio' (1987), o 'Pesadilla en Elm Street 4' (1988) entre otras.
Bruce Willis vuelve a encarnar a nuestro héroe con convicción que de nuevo se ve metido en toda clase de peligros, con situaciones convencionales a veces parecen de cómic por lo inverosímiles que resultan.
Todo ello vuelve a constituir un producto muy comercial, correctamente realizado por Renny Harlin desde la dirección, que al menos tiene la virtud se seguir llevando a los públicos al cine a ver un gran espectáculo para que este no desaparezca.
Premio BMI a la música de Michael Kamen.
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