Título: | EL ÚLTIMO ELVIS | |
Tit. Orig.: |
EL ÚLTIMO ELVIS | |
Nacionalidad: | ARGENTINA, 2011 | |
Dirección: | ARMANDO BO | |
Guión: |
ARMANDO BO, NICOLÁS GIACOBONE |
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Fotografía: |
JAVIER JULIA |
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Música |
SEBASTIÁN ESCOFET y canciones de ELVIS PRESLEY |
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Interpretes: |
JOHN McINERNY, GRISELA SICILIANI, MARGARITA LÓPEZ, LUCRECIA CARRILLO, NORA CHILDERS, ROCÍO RODRÍGUEZ PRESEDO, CORINA ROMERO |
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Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 91 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Cualquier espectador veterano que viera en el cartel de esta película el nombre de Armando Bo podría pensar que se trataba del veterano productor argentino de más de cincuenta títulos producidos durante cuarenta años entre 1939 y 1979, pero también el director de otra treinta de films, algunos de ellos eróticos, que pudimos conocer en la época de la apertura en España, como 'Carne' (1968), 'Fuego' (1969), 'Desnuda en la arena' (1969), 'Fiebre' (1971), 'Insaciable' (1976), que llegaron tarde pero aprovechando la moda de cine sexual que se exhibía en esos años, algunos de ellos con su habitual protagonista la exuberante Isabel Sarli.
Pero Armando Bo falleció en 1968 y en este caso se trata de otro Armando Bo, su nieto, que debuta con esta cinta en la dirección de un largometraje para contarnos la historia de una pasión, la de Carlos Gutiérrez, trabajador en una fábrica de electrodomésticos, que en los fines de semana y los ratos libres se dedica a hacer bolos en bares e instituciones geriátricas y similares, interpretando canciones de Elvis Presley.
Está separado de su esposa y por circunstancias ha de hacerse cargo de su pequeña hija, Lisa Marie, a la que conoce poco, pero aprenderá a ejercer de padre. Al quedarse sin trabajo Carlos tomará una decisión final imitando a su ídolo.
La verdad es que la figura de Carlos es de lo más patética, ya que con su obesa figura poco se parece al cantante de Tupelo y aunque no canta mal, sus sesiones son un poco cutres, como la penosa vida solitaria que lleva, pero esas interpretaciones son los únicos momentos de felicidad que tiene, al creerse Elvis, algo que realmente le obsesiona, pero del que hace una mera caricatura, la de un perdedor nato, que vive solo de sueños.
El poco sugerente guion, escaso en diálogos, con algunos baches y reiteraciones sobre la rutina cotidiana del protagonista, trata de expresarlo todo con la imagen, rellenando en muchos momentos con las canciones que éste interpreta.
El novato director lleva la narración de forma cansina, tratando de mostrar la historia de la manera más sencilla posible, sin alardes técnicos, pero el problema es que la historia interesa poco o nada y decepciona en los últimos metros, como no podía ser de otra manera, con ese final tan poco creíble, por otra parte.
Meritoria es la labor interpretativa de Jon McInerny, ya que no es actor y eso se nota por su falta de expresividad, sino arquitecto de profesión, pero que tiene como hobby una banda con la que rinde así su tributo a Presley.
El resultado final es tan patético como el protagonista.
Participó en el Festival de Sundance en el de cine independiente de Buenos Aires y ganó el Premio a la mejor película en la sección Horizontes latinos del Festival de Cine de San Sebastián y el de la crítica en el de cine latino de Tolouse 2012.