Título: | ROSETTA | |
Tit. Orig.: |
ROSETTA | |
Nacionalidad: | BÉLGICA, FRANCIA, 1999 | |
Dirección: | LUC DARDENNE, JEAN-PIERRE DARDENNE | |
Guión: |
LUC DARDENNE, JEAN-PIERRE DARDENNE |
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Fotografía: |
ALAIN MARCOEN |
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Música |
JEAN-PIERRE COCCO |
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Interpretes: |
ÉMILIENE DEQUENNE, FABRIZIO RONGIONE, ANNE YERNAUX, OLIVIER GOURMET, BERNARD MARBAIX, FLORIAN DELAIN, CHRISTIANE DORVAL, MAREILLE BAILLY, LEON MICHAUX |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: | 90 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El Festival de Cannes tenía por norma en otros tiempos descubrir nuevas cinematografías y directores interesantes, pero de unos años a esta parte sus palmas de oro han perdido un poco de valor y ya no son lo que eran antaño.
Esto quiere decir que no nos achicamos ante 'Rosetta' (1999) por el simple hecho que consiguiera ese máximo galardón, así como el de mejor intérprete femenina (compartido con Séverine Canelle por La humanidad), a la que no le encontramos el mérito para ello y una mención del premio de la OCIC.
El único valor que vemos en este segundo largometraje de los belgas hermanos Dardenne es el de la denuncia social, el mismo que encontrábamos en su ópera prima 'La promesa' (1996), en donde se ponía de manifiesto el tema de la emigración y la mano de obra clandestina.
En 'Rosetta' (1999) es la historia de una chica adolescente que se siente desplazada por la sociedad cuando no tiene trabajo, lo que ella llama una vida normal, y lucha diariamente como una leona con tal de conseguirlo.
Ella lo pone por delante de la amistad y el amor, no teniendo ningún inconveniente en traicionar la confianza del único amigo y posible amor, que le ofrece una casa decente, con tal de quitarle el trabajo, lo que nos parece tremendamente reprobable.
Entendemos que Rosetta quiera salir del infierno en que se encuentra, con una madre alcohólica, viviendo en el cuchitril de una rulotte y que luche desesperadamente por librarse de eso, pero nunca su fea conducta.
Al igual que 'La promesa' (1996) está rodada de forma mareante, con la cámara a mano y todo el tiempo pegada al cogote de la protagonista, con planos cortísimos, que no nos dan nunca una orientación de donde nos encontramos.
No tienen la menor idea de lo que es la síntesis, ni la elipsis fílmica, ni el más mínimo inconveniente en repetirnos una y otra vez el plano en el que la protagonista cambia sus zapatos de ante por las botas de goma para cruzar el camping embarrado.
Preferimos que los experimentos los hagan los cineastas con gaseosa y no nos mareen con la cámara, con un cine de ensayos al que le ocurrirá como a otros movimientos que conocemos que pronto caerán en el olvido.