Título: | LEY 627 | |
Tit. Orig.: |
L.627 | |
Nacionalidad: | FRANCIA, 1991 | |
Dirección: |
BERTRAND TAVERNIER |
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Guión: |
MICHEL ALEXANDRE, BERTRAND TAVERNIER |
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Fotografía: |
ALAIN CHOQUART |
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Música |
PHILIPPE SARDE |
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Interpretes: |
DIDIER BEZACE, JEAN-PAUL COMART, CHARLOTTE KADY, JEAN-ROGER MILO, NILS TAVERNIER, PHILIPPE TORRETON, LAURA GUIRAO, CÉCILE GARCÍA-FOGEL, CLAUDE BROSSET |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: |
142 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Hay películas que están más cargadas de buenas intenciones que logros conseguidos en su realización final.
Y esto es lo que creemos que ocurre en este último film que nos llega de ese estupendo director francés que es Bertrand Tavernier.
El realizador galo tuvo una vez un problema de drogas con su hijo, lo que le inspiró para hacer una cinta sobre este candente y preocupante tema que todo lo inunda.
Conoció al comisario Michel Alexandre que le ayudó a hacer el guion con quien vivió buena parte de lo que se ve en la pantalla.
La película nos expone, a manera de docudrama, la problemática diaria de la lucha de la policía francesa contra la droga.
Se elige a un personaje central, Lucien Marguet, conocido como Lulú, perteneciente a la policía local, que está destinado en la sección de estupefacientes de una comisaría de un barrio de París.
La relación con los compañeros, la falta de medios debido al bajo presupuesto, las redadas, el trato con los soplones... en una palabra, la tarea cotidiana de una comisaría de barrio.
Es un hombre empeñado en realizar con competencia y rigor su trabajo, que sus superiores no valoran y reducen a una simple estadística.
Esto es en resumen este film y la esencia del mismo.
Una policía sin medios, sin horario, con dedicación, con perfeccionismo en unos y dejadez y apatía en otros, al ver que lucha contra un muro infranqueable.
Bertrand Tavernier renuncia a plantear la historia con el clásico esquema de los de ficción, en los que se va a resolver una intriga, a descubrir un criminal y por medio mucha acción y violencia.
Aquí no, aquí hay unos hechos cotidianos con escenas y situaciones que se repiten cansinamente, como es la vida de estos hombres que montan guardia durante muchas horas para obtener el éxito en unos segundos.
Esta vez hay un desarrollo farragoso en ocasiones en los constantes tratos con los membrillos, las prostitutas o los confidentes.
Hay también un sitio para la mujer, o mejor, para tres mujeres: la esposa del policía, que espera pacientemente a su marido, la prostituta drogadicta y seropositiva con la que se encariñó un día el protagonista, a la que trata de salvar, y la propia agente compañera que, aunque endurecida por el ejercicio de su profesión, aún le queda algo de humanidad en su condición de mujer.
La realización, como hemos apuntado anteriormente, es más voluntariosa que los resultados que consigue, en una cinta que podía durar eternamente y que se hace cansina en su devenir, perdiendo así eficacia de cara al gran público que de haberlo hecho más atractivo y menos sobrio llegaría a más espectadores. Bien encajados los actores e interesante la música de Philippe Sarde para la banda sonora.
Tras concurrir a la Mostra de cine de Venecia, logró cuatro nominaciones a los César: Película, dirección, guion y actriz promesa Chalotte Kady