Título: |
LA SALCHICHA PELEONA |
|
Tit. Orig.:
|
BEVERLY HILLS NINJA |
Nacionalidad: |
EE.UU., 1997 |
|
Dirección: |
DENNIS DUGAN |
|
Guión: |
MARK FELDBERG, MITCH KLEBANOFF |
Fotografía: |
ARTHUR ALBERT |
Música |
GEORGE S. CLINTON |
Interpretes: |
CHRIS FARLEY, NICOLLETE SHERIDAN, ROBIN SHOU, NATHANIEL PARKER, SOON-TEK OH, KEITH COOKE, HIRABAY ASHY, CHRIS ROCK |
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS |
|
Duración: |
85 MINUTOS |
|
Por PACO CASADO
El cine americano también hace de vez en cuando alguna parodia de géneros o títulos. El que hoy comentamos puede ser un ejemplo, en este caso, de los films de ninjas.
Un hermoso ejemplar de la raza blanca llega a una escuela de ninjas siendo aún un bebé y es criado en su seno, donde sigue engordando al tiempo que recibe clases.
Todos sus compañeros se gradúan menos él, que es un auténtico desastre.
Un día se ve envuelto en una aventura y el maestro ninja le pone detrás de él al alumno más aventajado para que le proteja.
Este mínimo argumento se ve trufado de las catastróficas y desastrosas situaciones en las que se ve metido.
La intención de los guionistas es buena, ya que lo que tratan es de hacer reír, pero no se logra en ningún momento, bien por lo patoso del personaje, la interpretación del desconocido cómico Chris Farley, o por la evidente vulgar puesta en escena de Dennis Dugan.
Parodiando el título español (¿?) podríamos decir que también en el cine americano se hacen malas películas como salchichas.
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.