Título: | LOS INCORREGIBLES ALBÓNDIGAS | |
Tit. Orig.: |
MEATBALLS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1979 | |
Dirección: | IVAN REITMAN | |
Guión: | LEN BLUM, DAN GOLDBERG, HAROLD RAMIS, JANIS ALLEN | |
Fotografía: | DON WILDER | |
Música | ELMER BERNSTEIN | |
Interpretes: | BILL MURRAY, HARVEY ATKIN, KATE LYNCH, RUSS BANHAM, KRISTINE DeBELL, SARAH TORGOV, CHRIS MAKEPEACE, MATT CRAVEN | |
Censura: | AUTORIZADA PARA MAYORES DE 14 AÑOS | |
Duración: |
90 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Los temas juveniles, bien de forma retrospectiva o actualizada, continúan siendo argumento atractivo a la hora de realizar películas, y no por tratados dejan de tener posibilidades. Prueba de ello es "Los incorregibles albóndigas", que, buscando simplemente un rato de evasión y entretenimiento para el espectador (y en especial para los más jóvenes), lo hace con dignidad, con un cuidado formal - desde el guion hasta la música o la interpretación-, que permiten disculpar los tópicos vertidos en el film, las salidas de tono o el desenfado con que se tratan algunas cuestiones.
En esta ocasión, el escenario es un costosísimo y paradisíaco campamento de verano, en plena naturaleza, donde van a pasar sus vacaciones chicos de todas las edades. La acción se concentra en la colonia "Estrella Polar" y en las peripecias de sus jefes, monitores, y de los pequeños al cuidado de éstos. Las competiciones deportivas, la rivalidad entre los acampados, las bromas de todo tipo, las dificultades de adaptación de un chico introvertido o las ocurrencias de la gente menuda, componen el amplio y variado abanico del que se nutre la cinta.
Y como base de la misma, unos personajes bien definidos y arquetípicos, si se quiere, pero de total eficacia y a los que se les saca un buen partido: el gordinflón hambriento, el tímido, el conquistador... y, naturalmente, las chicas.
La narración, cabe suponerlo, es absolutamente lineal, con intercalados de salida y puesta de sol, que abren y cierran las jornadas, dando paso a nuevas aventuras, y con una técnica impresionista, de breves y coloreados apuntes.
La dirección de Ivan Reitman, sencilla y absolutamente funcional, demuestra su buen conocimiento del medio, cuidando todos los elementos por separado y ensamblándolos con acierto.
Entre todos ellos, únicamente mencionaremos la partitura de Elmer Bernstein, auténtico especialista en bandas sonoras de producciones de esta clase, que vuelve a dar un gran recital, con temas de corte sinfónico junto a canciones interpretadas por coros. Su trabajo, brillante por un lado, pero a la vez sumiso a las imágenes por otro, le acredita una vez más y constituye, sin duda, para el aficionado lo mejor de la película