Título: |
U-571 |
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Tit. Orig.:
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U-571 |
Nacionalidad: |
EE.UU., 2000
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Dirección: |
JONATHAN MOSTOW
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Guión: |
JONATHAN MOSTOW, SAM MONTGOMERY, DAVID AYER |
Fotografía: |
OLIVER WOOD |
Música |
RICHARD MARVIN |
Interpretes: |
MATTHEW McCONAUGHEY, BILL PAXTON, HARVEY KEITEL, JON BON JOVI, JAKE WEBER, DAVID KEITH |
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS |
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Duración: |
115 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Se inscribe 'U-571' (2000) en la línea clásica de películas bélicas de submarinos como 'Tiburones de acero' (1943), de Archie Mayo, 'Destino Tokio' (1943), de Delmer Daves, 'El submarino fantasma' (1950), de Douglas Sirk, 'La gran esperanza' (1955), de Duilio Coletti y más cercanas, 'La caza del Octubre rojo' (1990), de John McTiernan, 'El submarino' (1981), de Wolfgang Petersen o 'Marea roja' (1995), de Tony Scott.
Se inspira en un suceso de la Segunda Guerra Mundial, en el que un grupo de marinos ingleses (aquí americanos) rescataron el Enigma, un aparato para descifrar los mensaje del alto mando alemán.
Un teniente se ve contrariado al no concederle sus superiores el mando de un submarino y sin querer se verá involucrado en el que llega a rescatar el decodificador del encallado submarino alemán U-571.
Un destructor vuela su submarino y se verá tripulando éste que no conoce.
Sólo su instito, astucia y profesionalidad le harán salir del atolladero en que le sumen las cargas de profundidad, los torpedos y mil peligros más.
El film es un homenaje a los productos bélicos clásicos de este género que con tanta profusión hizo Hollywood en los años 40/50.
Posee una sencilla historia, sin muchas complicaciones, pero dotada de credibilidad y ajustándose a los hechos.
Jonathan Mostow, director de 'Breakdown' (1997), maneja bien el conjuntado equipo de actores que cumple las espectativas suscitadas, realzadas por unos buenos efectos especiales y de sonido, muy controlados y sabiamente distribuidos. Un desenlace imprevisible empapado en suspense añade mayor interés a la cinta.
Descarga cartel Ficha
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.