Título: |
CORN ISLAND | |
Tit. Orig.: |
SIMINDIS KUNDZULI | |
Nacionalidad: |
GEORGIA, ALEMANIA, FRANCIA, REPÚBLICA CHECA, KAZAJISTÁN, 2014 | |
Dirección: |
GEORGE OVASHVILI | |
Guión: |
ROELOF MINNEBOO, GEORGE OVASHVILI, NUGZAR SHATAIDZE |
|
Fotografía: |
ELEMÉR RAGÁLYI |
|
Música |
IOSIF BARDANASHVILI |
|
Interpretes: |
ILYAS SALMAN, MARIAM BUTURISHVILI, IRAKLI SAMUSHIA, TAMER LEVENT |
|
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: |
100 MINUTOS |
Por PACO CASADO
No es frecuente encontrar en nuestras pantallas una película de la cinematografía de Georgia, pero en poco tiempo hemos visto 'Mandarinas' (2013) y ahora 'Corn Island' (2014).
Se trata de un drama georgiano que, sin apenas diálogos, permite apreciar a través de un abuelo de avanzada edad y su nieta una adolescente, la relación del hombre con la naturaleza. Son unos personajes solitarios, que apenas hablan, entre los que la comunicación no es con palabras, que se saben entender bien entre ellos y como fondo la guerra entre georgianos y abjacios durante los años 1992 y 93, que sigue su ciclo, en la que 350.000 georgianos abandonaron el país en el verano de 1992, tiempo en el que se desarrolla el film, en el que del conflicto bélico apenas si se oyen unos disparos lejanos y la aparición de un soldado herido que supone una amenaza para los solitarios habitantes de la improvisada isleta.
Durante la primavera se forman unas pequeñas islas en el río Enguri que no tienen dueño que son aprovechadas por los lugareños para plantar o construir una pequeña cabaña, como hace el abuelo de la cinta a sabiendas de que cuando lleguen las lluvias, con la crecida del río, desaparecerá todo y antes habrán de recoger la cosecha si no la quieren perder.
El cine es más de imágenes que de diálogos y así se entienden ambos, abuelo y nieta, sin hablar y cuando no se entienden es cuando usan mínimamente las palabras, en esta pequeña historia que muestra el ciclo de la vida y la naturaleza.
La película, segunda del realizador georgiano, George Ovashvili, tiene un estilo semidocumental con unas imágenes de una gran belleza, con estupendo colorido a lo que contribuye la hermosura propia de la naturaleza que se convierte en un personaje más.
El abuelo y la nieta no toman partido en esa guerra pero sí han de enfrentarse a la naturaleza que a veces resulta un enemigo más terrible e implacable, que finalmente da solución al drama.
Sin apenas diálogos son los sonidos los que toman el protagonismo sonoro con una buena calidad en los mismos que le dan un mayor relieve: los pájaros, el viento, el agua con la crecida del río, la tormenta, etc.
Un rodaje difícil en el que había que mostrar cómo cree el maíz o la cabaña y cómo evolucionan los elementos naturales.
El reparto lo forman los actores turcos Ilyas Salman y Tamer Levent y la joven georgiana Mariam Buturishivili que acomenten bien sus respectivos papeles.
Tiene una fotografía maravillosa y una planificación excelente.
La historia del soldado queda en el aire, no obstante resulta un film interesante, curioso, bien filmada, que por su trama recuerda a la japonesa 'La isla desnuda' (1960), de Kaneto Shindô, en donde todo es efímero, incluso la tierra que acaba por desaparecer.
Se vio en la zona Zabaltegui del Festival de cine de San Sebastián. Ganó el Globo de cristal en Karlovy Vary y el Premio especial del Jurado en el festival de Orense. Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.