Título: | VIENTOS DE AGOSTO | |
Tit. Orig.: |
VENTOS DE AGOSTO | |
Nacionalidad: | BRASIL, 2014 | |
Dirección: | GABRIEL MASCARO | |
Guión: |
RACHEL ELLIS, GABRIEL MASCARO |
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Fotografía: |
GABRIEL MASCARO |
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Música | ||
Interpretes: |
DANDARA DE MORAIS, GEOVÁ MANOEL DOS SANTOS, ANTÓNIO JOSÉ DOS SANTOS, MARIA SALVINO DOS SANTOS, GABRIEL MASCARO |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: |
75 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tras recorrer unos cuantos festivales internacionales y museos de ciudades importantes del mundo, como París, Nueva York, Barcelona o Sao Paulo, donde obtuvo varios premios, llega a las pantallas españolas esta insólita película.
En una pequeña aldea costera del Norte de Brasil, el mes de agosto trae mareas altas, fuertes vientos y a un investigador que graba sonidos de los vientos alisios.
La presencia de este especialista coincide con un descubrimiento sorprendente, el hallazgo de una calavera con un diente de oro en el fondo del mar y de un cadáver en la playa que llevan a la pareja de Shirley y Jeison a afrontar el dilema entre la vida y la muerte, la memoria y el olvido, el viento y el mar.
Shirley dejó la gran ciudad para vivir en ese pequeño y mísero pueblo del litoral para cuidar a su avejentada abuela que rumia su soledad.
Ella trabaja en una plantación de cocos conduciendo un tractor y, aunque aislada, cultiva el deseo de ser tatuadora.
Tiene una aventura amorosa con Jeison, un joven que también trabaja en la hacienda de cocos, y en las horas libres hace pesca subacuática de pequeños pulpos, mientras ella toma el sol.
Durante el mes de agosto con la llegada de las tempestades y de la marea alta, los crecientes vientos alisios convergen en esa zona intertropical y marcarán los próximos días en el singular poblado, mientras Shirley y Jeison emprenden una lucha por la superación, un duelo entre la vida y la muerte, la pérdida de la memoria, el viento y el mar.
El director brasileño Gabriel Mascaro, experto en el documental, se introduce en el cine de ficción por primera vez con este largometraje naturalista que se centra en la soledad y el aislamiento de la vida de los dos jóvenes, Shirley y Jeison, que avanza sin grandes sobresaltos en su vida cotidiana dedicada a la recogida de cocos que llevan a un almacén mientras en alguna parada en un lugar solitario por el camino se dedican a sus efusiones amorosas o bajo un árbol en la plantación siempre que pueden.
La mínima anécdota argumental es demasiado básica, nada dramática, ya que apenas cuenta nada y sin embargo hay en sus imágenes más de documental en la fotografía del paisajes y la salvaje naturaleza desatada, que frente a la cotidianeidad aburrida del trabajo o de la pesca como entretenimiento y medio de aumentar los escasos alimentos que llevar a casa.
Su realización es minimalista y seguro que no gustará a todos los públicos que busquen en el cine otros temas y argumentos.
Film de sensaciones antropológicas, que rompe con todas las reglas, con una historia breve, que reflexiona sobre la muerte y el respeto a los muertos, lento, complejo, sólo para minorías, con una visión de Brasil diferente.
Cinta bucólica sobre la pobreza, con planos excesivamente largos que la hacen lenta, sin apenas argumento, con escasos diálogos, que resulta ser una nimiedad absoluta, de la que se agradece su corta duración.
Está interpretada por actores no profesionales extraídos de los habitantes del lugar donde se filmó, salvo Dandara de Morais.
Obtuvo dos premios en el Festival de Brasilia a la mejor actriz (Dandara de Morais) y mejor fotografía y una mención especial en el Festival de cine de Locarno.