Título:	LA QUIMERA DEL ORO
Tit. Orig.:	THE GOLD RUSH
Nacionalidad:	EE.UU., 1925
Dirección:	CHARLES CHAPLIN
Guión:	CHARLES CHAPLIN
Fotografía:	ROLLIE TOTHEROH, JACK WILSON
Música	Muda
Interpretes:	CHARLES CHAPLIN, MACK SWAIN, GEORGIA HALE, TOM MURRAY, MALCOLM WAITE, HENRY BERGMAN, BETTY MORRISEY
Censura:	AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Duración:	75 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

    Película muda que Charles Chaplin reconstruyó en 1942 quitándole los títulos intermedios y poniéndole su propia voz en off, le introdujo la música y perdió metraje pero ganó en agilidad narrativa al hacer un nuevo montaje sonoro con narrador, música y una duración de 75 minutos.
   El presupuesto total del que dispuso fue de 650.000 dólares.
En EE.UU. recaudó 2 millones y 5 más en el resto del mundo.
   A Chaplin le quedaron dos millones que los perdió en el escandaloso divorcio de Lita Gray que fue quien comenzó a rodarla pero la sustitulló por Georgia Hale.
   Charlot, un solitario buscador de oro llega a las heladas tierras del Yukon, en Alaska, donde espera hacerse rico ejerciendo ese oficio.
Para conseguir su propósito tendrá que pasar grandes vicisitudes.
   Durante una fuerte tormenta se refugia en la cabaña de Big Jim, que ha descubierto un rico filón de tan preciado metal.
El hambre convierte en amigo a los dos hombres hasta que un día se separan.
   Entre tanto Cahrlot llega a una ciudad minera donde se enamora de Georgina, una guapa cabaretera.
Es uno de los mayores clásicos del cine mudo.
   Los exteriores se filmaron en las tierras de Alaska.
Cuenta con un ramillete de escenas que han pasado por derecho propio a la historia del celuloide.
   Sigue conservando algunas secuencias antológicas que se pueden encontrar citadas en cualquier manual cinematográfico, como la de la comida de las botas que Charlot saborea con gran delectación, previamente cocinadas, hasta incluso los cordones comidos como si fueran spaghettis, la célebre danza de los panecillos al extremo de los tenedores, soñada durante la espera de su amada en la cena de año nuevo, e incluso la transformación en gigantesca ave de su compañero de cabaña, en una alucinación motivada por el hambre, que es uno de los temas constantes en su obra de esta etapa, a las que se puede añadir la de la cabaña que se tambalea al borde del precipicio a punto de caerse.
   Los enemigos de Charlot, que le atosigaban en las películas anteriores, con toda esa mitología de guardias, gigantones, mujeronas irascibles, con la gama indefinida de las persecuciones, desaparecen.
   La enemistad dejará de estar personalizada.
Será el adverso curso de los acontecimientos la fuente de las desventuras del vagabundo.
   Y al plantearse la lucha del débil contra un destino hostil, con todos sus altibajos de alegrías y tristezas, dentro de un tono general de patetismo, aparecerá en el cine, por primera vez, la humanidad, que es, en fin de cuentas, siempre la humanidad doliente de este valle de lágrimas.
   La quimera del oro (1925) aparece en los años en que culmina el arte del cine mudo y fue entonces expresión acabadísima.
El argumento se expresaba fundamentalmente con una interpretación riquísima, con una inteligente composición de las peripecias y con el apoyo sutil y modesto de la cámara.
   Chaplin no se preocupa de hallar un estilo personal y cinematográfico de decir las cosas, sino de las cosas que quería decir y expresarlas del modo que mejor se entiendan.
   No dominaba el montaje pero hacía lo que estaba seguro que estaba bien sin experimentar con el lenguaje, en cambio profundizó en la psicología de los personajes y debido a ello en sus films hay una total coherencia interna.
   Es la historia de un hombre triste a pesar del final feliz que llega por los pelos sin que se pudiera suponer, en una última pirueta de humor.
La cinta está considerada una de las obras maestras de Chaplin. Fue nominada a dos Oscar en 1943 a la mejor música y mejor sonido.
   Mejor película extranjera en los premio Kinema Junpo en 1927. Nominada a dos Oscar: mejor música y grabación de sonido. Premio NFR. Premio OFTA