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CRITICA
Por: PACO CASADO
Basada en la obra musical de Broadway del mismo título de Jason Robert Brown, ganadora del premio Tony, que se inspira en el matrimonio del compositor con su esposa Theresa O'Neil, cuyo estreno tuvo lugar en el año 2011 en el Nortlight Theatre de Chicago, recorriendo posteriormente distintos teatros de estados norteamericanos y del resto del mundo.
La historia cuenta la relación que mantiene una pareja compuesta por Cathy, una joven aspirante a actriz, que tiene un romance con Jamie, un joven novelista en alza, que se enamoran intensamente y terminan casándose.
Pero cuando han alcanzado el éxito y la fama en sus respectivos trabajos, el amor que surgió con fuerza en ellos se va deteriorando poco a poco, transformándose en una amarga relación rutinaria de desencuentros durante cinco años de lamentos y esfuerzos por recomponer lo que se ha ido rompiendo, produciendo una crisis conyugal.
Conforme su amor comienza a torcerse, los dos ilustran la lucha y la deconstrucción de su relación.
Amor y acordes se unen en esta película romántica musical basada en la obra homónima del compositor y escritor Jason Robert Brown.
Su historia se cuenta a través de las canciones pero en una línea de tiempo diferente: Cathy comienza al final de su matrimonio y va retrocediendo hasta el inicio de su amor. Jamie, por el contrario, lo hace desde el principio hasta llegar al final.
En algunos momentos nos recuerda a 'Los paraguas de Chersburgo' (1964), de Jacques Demy, por aquello de que prácticamente todo el relato de hace a través de las canciones con apenas unos breves diálogos sin cantar que prácticamente no aportan nada a lo que se dice en los cantables.
Richard Lagravanese, mejor guionista que director, se esmera en su puesta en escena que trata de disimular las tablas cambiando constantemente de paisaje, e igualmente una coreografía nada extraordinaria, en la que tanto Anna Kendrick como Jeremy Jordan acaparan el protagonismo casi exclusivo de este musical que aunque no tiene números que sean muy conocidos, sin embargo algunos de ellos se hacen agradables al oído.
Bien elegida la pareja protagonista que encaja en sus respectivos personajes de jóvenes enamorados.
A ello ayuda los elegantes movimientos de cámara, pero el mayor inconveniente para que no acabe de entusiasmar a todos los públicos con las constantes idas y venidas en el tiempo en la narración que hace cada uno de los dos protagonistas que confunde bastante al espectador con su desordenado montaje, lo que no favorece el estado anímico de los personajes.
Premio Founders en el Festival Traverse City 2015. Nominada por el público en el Festival de Chicago 2014.
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