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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay gente que se lanzan a hacer cine siendo simples aficionados y así salen los productos que resultan y además tienen la desfachatez de querer hacerlos pasar por profesionales y son distribuidos como tales, haciendo pagar al espectador que quiera verlos una entrada, lo cual nos parece una auténtica estafa, ya que no hay ningún organismo que los analice y le dé un visto bueno, un certificado de garantía, como se hace con los alimentos.
Este no es el caso ya que se trata de un experimento simpático y hecho con buena fe y por una buena causa.
Una mujer con tres hijos que fueron echados de su casa y un autónomo del mundo audiovisual en paro, debido a la crisis, montaron un restaurante en la sierra murciana que les fue mal y se les ocurrió hacer publicidad en las redes sociales.
Tuvieron tanto éxito que, convertida en miniserie, la emitió la televisión local.
La cadena británica BBC, el periódico The Guardian y una emisora de radio americana recogieron la noticia y tanto la protagonista Magdalena S. Blesa, como David Perea decidieron hacer una película de esta historia, debutando así en la dirección de un largometraje.
Magdalena, sus tres hijos y toda su familia intervienen en el film, todos actores no profesionales, salvo las actuaciones de Terele Pávez, Enrique Villén, Carolo Ruiz, Geli Albaladejo y Antonio Hidalgo.
La surrealista cinta, entre la realidad y la ficción, resulta todo un despropósito como hecha por un cineasta amateur, que pretende ser cómica pero no tiene mucho humor y sí malas interpretaciones, siendo todo muy cutre, deslavazado y sin el menor interés, aunque sea un caso real novelizado para el cine y de paso trate sobre la crisis, el paro y lo mal que lo pasan las familias cuando son desahuciadas de sus casas como aquí le ocurre también a la abuela o han sido abandonadas por el padre.
La película ha sido producida por los vecinos de Alhama de Murcia, el Ayuntamiento, la RTV de la región murciana, varias entidades oficiales y algunas firmas publicitarias.
Ciertamente los autores de este film han confesado que no piensan seguir haciendo cine, algo que no les aconsejamos dado los pobres resultados, aunque les deseamos que les vaya mejor el restaurante, si es posible.
Queríamos destacar que entre los profesionales antes citados destaca el buen carácter y la veracidad que desprende Magdalena S. Blesa por el desparpajo con que se enfrenta a la cámara.
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