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CRITICA
Por: PACO CASADO
José Luis Guerín es uno de los directores españoles más apreciados, pero al mismo tiempo uno de los que poco se prodigan ofreciéndonos nuevas obras que, por otra parte, tampoco resultan ser muy comerciales, siendo más bien propias de festivales o de salas especializadas, como la presente La academia de las musas, su última atrevida e innovadora producción que tras pasar por el Festival de cine de Locarno y el Sevilla Festival de cine europeo, llega ahora a las pantallas comerciales.
Cuando regresa a casa de dar sus clases, el profesor Raffaele Pinto, es interrogado por Rosa, su esposa, profesora de Filología, que desconfía que el enfoque pedagógico basado en referencias clásicas, trate de cambiar el mundo a través de la poesía, lo que provoca una serie de situaciones dominadas por el deseo y el lenguaje y también genera dudas de la fidelidad del profesor para con su mujer, cuya relación se está deteriorando.
Como en las películas de Eric Rohmer, donde con largas conversaciones sobre lo divino y lo humano sus personajes intentan crear una teoría que dé validez a decisiones amorosas, aquí los protagonistas discuten sobre La Divina comedia, de Dante.
Todo empieza como un documental sobre el profesor y sus clases de poesía, cuyas ideas sobre las musas propician un giro en la ficción, mientras que en una segunda parte la cámara sale de las aulas e incluso viajan a Cerdeña y a Nápoles donde entrevistan a unos pastores que tienen un lenguaje muy particular con sus canciones.
En esta parte no sólo hay encuentros con el profesor sino que también se suceden entre las alumnas, ya que son ellas las que forma la mayoría del alumnado que asiste a las clases, e incluso de una de ellas, Mireia, con la esposa que la aborda en una cafetería sobre sus dudas hacia una posible relación con el marido que resulta de lo más irónico y cómico a la vez.
La diferencia entre el amor, la pasión y la atracción sexual, el amor como mito, el papel de las musas y la (in)fidelidad entran ahora en juego, con los encuentros del maestro con sus discípulas y su particular manera de abordar, desde su docta tribuna, sus conflictos conyugales.
La verdad es que hemos de confesar que si bien el arranque no nos facilitaba la fácil entrada en el film, sin embargo nos fue captando la atención e incluso nos agradó bastante.
No obstante siempre nos cabe la duda de si esta filmación es espontánea o si se debe a un guion previo en el que se le han dado las preguntas a unas ficticias alumnas, dada la belleza que lucen todas ellas, pero aunque no sean profesionales de la interpretación y se expresen en sus propios idiomas, español, catalán o italiano, hacen un buen trabajo de sus actuaciones, de esta historia que surgió como un experimento o un ensayo y que terminó siendo una cinta, nada comercial, pero interesante en el hallazgo y en su forma.
Cinematográficamente tiene una espléndida fotografía y una dirección que ha sabido sacar mucho partido a las situaciones que se crean entre los personajes en sus frescos diálogos.
No cabe duda que junto con Madame Marguerite, La academia de las musas es de lo mejor que llevamos visto en el certamen.
Ganó el Giraldillo de oro, siendo la primera vez que lo consigue una película española en este certamen.
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