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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción sucede en San Francisco en 1976, momento en el que Minni Goetze, una adolescente, sueña con triunfar como autora de comics mientras graba un diario sonoro con sus experiencias sexuales con Monroe Rutherford, el novio de su madre.
Lo que sigue es el despertar sexual y artístico de esta chica libre de prejuicios, en el que a sus 15 años posee un confuso e inestable mundo interior, a pesar de lo cual da rienda suelta a su sexualidad, al tiempo que graba en su magnetófono detalles íntimos en su diario sonoro.
Drama romántico sobre el paso de la adolescencia a la madurez, muy explícito, con muchos desnudos y escenas de sexo, sincero, sin llegar al extremo pero dada la época en que sucede expresa bien la alegría y la despreocupación en las relaciones sexuales cuando aún no se tenía miedo al Sida. Un drama arriesgado, valiente y natural.
Es la ópera prima de la guionista y directora Marielle Heller que cuenta la historia de esta adolescente que aspira a encontrar el amor, la aceptación y un lugar en el mundo.
Todo eso mientras comienza un complejo affair amoroso con Monroe, el novio de su madre, con el que tanta promiscuidad le hace caer en una obsesión cercana a la ninfomanía que le lleva a ejercer la prostitución de forma ocasional y al consumo de drogas, en compañía de su mejor amiga.
Marielle Heller adapta la novela gráfica escrita y dibujada por Phoebe Gloeckner, que primero lo hizo para la escena teatral en la que además interpretó el papel de Minnie, y después para este largometraje cinematográfico con el que debuta en la dirección.
Narra los pasos de la niñez a la madurez de una forma desinhibida y hasta diríamos que desvergonzada, sin pudor en sus constantes escenas sexuales, cuyo personaje central no tiene la más mínima cortedad a la hora de expresarse verbalmente de manera descarada en lo referente al sexo.
En este sentido la película en ningún momento pretender dar una lección de la que sacar una conclusión moral con respecto a las relaciones sexuales de los adolescentes en este sentido.
Tampoco Minnie encuentra una fuente de enseñanzas en su madre que no sólo se despreocupa de ella sino que parece que la incita a comportarse de forma femenina con respecto al otro sexo para de esa forma ser admirada y conquistar a los chicos.
Habría sido interesante saber algo del pasado de Charlotte, la madre, de la que se desprende a simple vista que es un espíritu libre y que su hija es un reflejo de ella como adolescente en la que la historia está a punto de repetirse, ya que ella nunca maduró, por lo que no extraña que sea una irresponsable para con su hija.
En cuanto a la relación de Minnie con Monroe es la de un hombre de 35 años con una adolescente de 15, con lo que median 20 años entre ambos, lo que resulta un tanto inusual, aunque en aquella época no existía el concepto de pedofilia actual.
Una de las curiosidades de esta producción de reducido presupuesto, rodada en 24 días, es que al provenir de una novela gráfica, le imprime de vez en cuando escenas en las que la protagonista interactúa con los dibujos animados o éstos ilustran algunas de las cosas que aparecen en las imágenes.
Para la ambientación de la época la banda sonora introduce algunas canciones que reflejan la mentalidad de esos años junto con la partitura original compuesta por el hermano de la directora, Nate Heller.
La actuación de la británica Bel Powley, una chica bien formada pero no guapa, resulta un tanto vulgar. Aburre tanto sexo.
Mejor film del jurado joven en el Festival de Berlín. Mejor cinta en el Festival de Edimburgo. Mejor director en Palm Spring. Mejor fotografía de drama en Sundance. Mejor dirección artística en el Festival de Gijón.
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