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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una de las modas del cine americano actual es la de tomar una novela, adaptarla a la pantalla y de ella hacer hasta tres o más capítulos para de esa forma sacarle un mayor rendimiento en la taquilla y si hace falta dividir el tercero en dos partes, miel sobre hojuelas, porque de esa forma se prolonga hasta cuatro años el interés del público por seguir la saga, aunque personalmente creemos que tiene el inconveniente de que a veces el espectador se olvida de lo sucedido con las entregas anteriores.
De todas formas siempre habrá fans que se lean los libros o repitan los anteriores capítulos en los maratones que se suelen hacer previos al estreno del último.
Estamos ante el segundo fragmento del último capítulo que es la conclusión de la franquicia de 'Los juegos del hambre'.
El Distrito 13 logra rescatar a Peeta Mellark en una operación especial contra el Capitolio, pero es tarde, ya no es la misma persona delicada y cariñosa de antes tras haberle hecho un lavado de cerebro.
Con la nación de Panem en una guerra a gran escala, Katniss Everdeen, que percibe que no sólo está en juego su supervivencia sino también el futuro de su pueblo, decide enfrentarse al presidente Snow, líder de la tiranía imperante, que cada vez está más obsesionado con destruirla, pero no actuará sola, ya que le acompañará un grupo de sus mejores amigos entre ellos Gale, Finnick y Peeta.
Personalmente nos ocurre lo dicho al principio, que comenzamos a ver este capítulo un poco desorientados al no recordar dónde dejamos la acción en el anterior, pero nos da la impresión de que si estos dos últimos se hubieran hecho en un solo film aunque fuera un poco más largo de lo normal, como suele ocurrir con cierta frecuencia, habría quedado mucho mejor, porque en esta ocasión tenemos la sensación de que la trama se ha estirado demasiado, se ha prolongado con diversas luchas, trampas, refriegas y peleas hasta llegar al Capitolio.
Por otra parte el espectador queda decepcionado con la solución dada al objetivo que se había propuesto Katniss y para colmo se le añade una coda final de lo más bucólica y romántica que contrasta con la violencia que ha venido presidiendo el resto del metraje, con la exhibición de los espectaculares efectos especiales en la destrucción de edificios, con unas endebles subtramas y pobre evolución de los personajes que lo alargan innecesariamente lo que le hace perder el ritmo y estacionarse en algunos momentos, con el público deseando que aparezcan los rótulos finales para marcharse.
En el apartado interpretativo los protagonistas juveniles actúan de forma mecánica en las escenas de acción y se muestran bastante hieráticos en las dramáticas, mientras que los adultos tratan de salvar los papeles con cierta dignidad, algo que también intenta hacer la dirección del austriaco Francis Lawrence, salvando el mero trámite para cerrar la historia, como lo ha ejercido durante las tres últimas entregas tras sustituir a Gary Ross el primitivo director de la saga.
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