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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas del subgénero navideño, por tradición, se suelen estrenar en estas fechas previas a tan entrañable celebración ya que hacerlo, por ejemplo, en el calor de agosto como que parece que no sería su lugar más adecuado y una de ellas es 'Los tres reyes malos' (2015).
Ethan, Isaac y Chris son tres amigos de toda la vida, dos de ellos judios, que desde hace diez años se han reunido siempre en la víspera de Navidad para vivir una noche de desenfreno desde que el primero sufrió la pérdida de sus padres en esas fechas.
Ahora que se han convertido en adultos, la tradición llega a su fin y para hacerla lo más memorable posible, este año se proponen acudir a la mayor fiesta de Nueva York, la de El Cascanueces, un empeño que les será casi imposible, que acabará con resultados inesperados, en ésta que podría ser su última reunión anual.
Isaac, que está casado y a punto de tener su primera hija, su esposa le regala como presente navideño una cajita con toda clase de drogas; Chris se ha convertido en una famosa estrella del fútbol americano y Ethan, que hace trabajos ocasionales, se ha peleado con su novia y tiene a sus amigos como su nueva familia.
Se trata de un nuevo intento de ofrecer otra vuelta de tuerca a los films que beben del espíritu navideño contemporáneo, aunque en este caso de forma poco ortodoxa, ya que a lo largo de la increíble trama, en la que pasa de todo, corre el alcohol, las drogas, tienen alucinaciones, hay escenas de sexo y de poco respeto a la religión en una iglesia que puede irritar y molestar, gags groseros, diálogos malsonantes y toda clase de maldades, junto con algún aspecto de corte celestial en un personaje, poco ejemplar, que vende drogas y hace milagros.
La trayectoria que siguen los tres personajes del nefasto título español es de lo más ecléctica, en la que montados en una limousina de Red Bull van de un lado a otro de Nueva York de forma perezosa hasta parar en la famosa discoteca.
La cinta parece que ha tomado el esquema de 'Resacón en Las Vegas' (2009) y otras similares o de las comedias de Judd Apatow, en las que los protagonistas hacen toda clase de barbaridades y gamberradas con tal de divertirse y pasárselo bien, con lo que se pretende que también suceda lo mismo con los espectadores jóvenes que las contemplan, que no siempre tienen la gracia deseada, ni la diversión que se proponen con sus groserías y mal gusto, esta vez situadas en vísperas navideñas, para variar, ante lo cual se diluye la moraleja de la una buena amistad.
Al final hay incluso una llamada al romanticismo, en la que todos los problemas se han resuelto, que contrasta con el resto del desquiciado y vulgar argumento para el que ha hecho falta cuatro guionistas, en los que el talento brilla por su ausencia, para idear tan dispersa trama, algo que no acabamos de entender.
Hay alusiones a algunos títulos cinematográficos como 'Cuento de Navidad' (2009), 'Big' (1988), 'Solo en casa' (1990), etc. y cameos de famosos como los de James Franco y Miley Cyrus que se representan a sí mismos.
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