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CRITICA
Por: PACO CASADO
Últimamente no es frecuente encontrar películas de aventuras ya sean en la selva, de capa y espada o de piratas por citar tan solo algunas de sus categorías, por eso nos llama la atención el estreno de 'En el corazón del mar' cuya novela dio origen a un título emblemático del género, 'Moby Dick' (1956), de John Huston.
En el invierno del año 1820, el barco ballenero Essex, es enviado a navegar por los mares a la caza de ballenas para recolectar su preciado aceite al mando del inexperto capitán George Pollard jr. impuesto al experimentado primer oficial Owen Chase. Sin previo aviso son atacados por una enorme criatura, algo a lo que nunca se habían enfrentado antes, un cachalote de tamaño gigante con una capacidad sobrenatural para anteponerse a la batalla que le presentarían los tripulantes que establecerá un enfrentamiento sin precedentes contra nuestros protagonistas.
Desde entonces el primer oficial Owens se obsesiona con la idea de darle caza al animal en mar abierto.
Lo que se muestra a continuación son las penurias que pasaron después del naufragio durante el trayecto a la deriva: hambre, desesperación, desconfianza, miedo y ante todo asimilación de una muerte cierta.
Realmente es una historia que pretende ser épica pero que no está totalmente conseguida en este sentido, ya que las escenas de la caza del cachalote debido a su crispado montaje en corto no deja ver con claridad la acción.
Poco importan los personajes, que no están demasiado definidos, faltos de épica, en esta distraída historia de aventuras, en la que resulta mejor la primera parte que la segunda.
Posee un guion basado en la interesante novela 'In the heart of the Sea: Tragedy of the Whaleship Essex', de Nathaniel Philbrick, que narra el interés que muestra Herman Melville en entrevistar a uno de los supervivientes del desastre marítimo del Essex, en esta historia de acción y aventuras marinas, en la que posteriormente se inspiró para escribir su apasionante novela 'Moby Dick', editada en 1851.
Una aceptable película en la que además se tocan temas como la ambición de unos armadores por acumular riqueza imponiendo un número de barriles de aceite de ballena; la crueldad de un capitán que oculta su desconocimiento haciéndose el héroe al enfrentarse a una tremenda tempestad que manda a la tripulación casi a una muerte cierta; el heroísmo y la cordura ante la adversidad para lograr la supervivencia y finalmente la honradez para decir la verdad de lo sucedido jugándose su futuro.
Al film le falta un cierto equilibrio ya que dedica demasiados minutos a la supervivencia tras el desastre ocurriéndole como a los que los protagonistas vagan por un desierto, que se podía haber abreviado un poco y no prolongar el excesivo metraje.
Entre las cintas de Ron Howard no cabe duda que es la más espectacular de su filmografía, un director acostumbrado a temas más intimistas, que aquí plasma perfectamente este desafío heroico a la naturaleza, muy bien ambientada en la época, con un trabajo correcto en general de todos sus actores y muy bien filmado el ataque que provoca el desastre.
Esta aventura real fuente de inspiración de Melville, está rodada con magníficos efectos especiales ayudados por una luminosa fotografía, a lo que hay que sumar la notable banda sonora del compositor español Roque Baños que junto con Jordi Mollà en una brevísima intervención constituyen la representación hispana en esta película americana.
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