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CRITICA
Por: PACO CASADO
'Bodas de sangre', de Federico García Lorca, fue escrita en 1932 para el teatro, pero en el cine se han hecho varias versiones, no solo en España sino también en otras cinematografías extranjeras, como la realizada en Argentina con Margarita Xirgu o la del marroquí Souhel Ben Barka que se pudo ver en el Festival de Huelva, la de Saura en versión ballet, por no hacer la lista más extensa.
Dos hombres, una mujer, un amor, un deseo más fuerte que la pasión y que la tierra donde viven. Leonardo, el novio y la novia forman un triángulo inseparable desde niños, pero Leonardo y la novia tienen un vínculo imposible de romper.
Entre las familias hay odios y resentimientos ancestrales no superados. Pasan los años y ella se prepara para su boda en las tierras yermas donde vive con su padre. El día anterior a la ceremonia, una anciana le da un consejo: "No te cases si no le amas", y le entrega dos puñales de cristal.
La tensión entre los tres crece cuando ella va a casarse, pero Leonardo y ella saben que entre ambos siempre ha existido algo que iba más allá de la amistad, a pesar de ya estar casado con una prima suya y tener un hijo.
La directora zaragozana que dio muestras de lo que era capaz en su debut con 'De tu ventana a la mía' (2011), Paula Ortiz, nos ofrece ahora 'La novia' en la que expone su admiración por la obra de Lorca, tras haber pasado por los festivales de San Sebastián y Sevilla.
Es ante todo y sobre todo una historia de amor, basada en un hecho real, una de las tragedias más bellas de la literatura española, un relato de deseo, dolor, pasión y muerte, donde el paisaje envuelve a unos personajes fascinantes, dentro del universo mediterráneo.
Se trata de una personalísima adaptación de 'Bodas de sangre', de Federico García Lorca, el poeta del alma femenina, que es muy fiel al texto y al mundo lorquiano, que va más allá de las costumbres y el folclore, un retrato de la represión de la mujer, capaz de lo mejor y lo peor.
La versión que hace Paula Ortiz es muy barroca, con un gusto muy esteticista, con demasiadas escenas a cámara lenta, filmada de forma prodigiosa, con una factura bellísima que para una historia tan dura no necesitaba de tanto esteticismo.
En el apartado interpretativo las actrices tienen más posibilidades y están mejor que los hombres, entre ellas Luisa Gavasa, la suegra, nominada a los premios Feroz o la valenciana Inma Cuesta, la novia, con la duda metida en su mente, la desazón y el miedo, que están de notable, como Ana Fernández o Carlos Álvarez-Novoa en su último papel, con unos paisajes sorprendentes de una belleza extraña que son un personaje más.
Está extraída de una historia muy dura, pero al sacarla fuera del escenario algo cambia y se hace más visual.
Tiene unos primeros planos interesantes de los rostros que reflejan el drama y la pasión escondida.
Mete en la banda sonora temas de otras obras de Lorca como la canción de 'La nana de las cebollas'.
La primera parte es de una belleza impresionante con una ambientación muy certera, con elementos preciosistas, y apasionantes las imágenes. Es una lástima que parte de los diálogos sean un puro susurro que apenas pueden ser entendidos.
Nominada a nueve candidaturas en los Premios Feroz y a doce a los Goya.
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