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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de Dauna, una mujer de la etnia warao, que tiene que debatirse entre las limitaciones que supone el respeto a su cultura y el salto que implica seguir su vocación y desarrollar una carrera profesional, rompiendo las barrera que su tradición impone a las personas de su sexo. En este sentido aborda el tema de los derechos de la mujer y de la cultura como algo vivo.
Arrastra consigo la marca de ser diferente y tiene el dilema de escoger entre amar a Tarsicio o seguir su vocación a riesgo de tener que pagar las consecuencias que de ello se deriven.
La protagonista tiene la necesidad de tomar la decisión de marcharse para demostrar que no hay que quedarse anclada en la tradición, lo que supone el mensaje y el ejemplo que desde la película se nos ofrece a los espectadores, demostrando que la interculturalidad es la mejor forma de la supervivencia de la especie humana, ya que conservar la cultura es matarla, puesto que ésta debe evolucionar y potenciarse mediante el intercambio entre los pueblos.
La historia, que en principio da la sensación de ser un documental antropológico, está rodada íntegramente en lengua warao, propiedad de una tribu situada en el delta del Orinoco con más de nueve mil años de antigüedad, donde las casas se sitúan en palafitos sobre el agua.
Dauna es una mujer que se interesa por aprender a leer y escribir y un sacerdote de la misión de los capuchinos le ayuda a ello e incluso a publicar el libro que finalmente logra hacer con sus escritos.
Entre tanto hace amistad con Tarsicio, un nativo que termina enamorándose de ella y quiere atarla a la tierra para que siembre siguiendo la tradición, pero ella es un espíritu libre como el leopardo, animal con el que suele hablar, en una especie de realismo mágico.
Comienza con la salida de prisión de esta mujer y en ella se centra todo el interés de este film por saber cuál fue el motivo de su encarcelamiento.
Dauna llega a ingresar en la Academia venezolana de la lengua.
Cinta con pocos diálogos, la mayoría de ellos en warao, con subtítulos, para el entendimiento del espectador.
Está realizada con una cámara tranquila, sin alardes fílmicos, bajo la dirección del cubano afincado en Venezuela Mario Crespo que tras haber hecho varios documentales hace su ópera prima en el largometraje de ficción a la que le sobran metros y le falta ritmo.
La película tiene algo de documental en una aproximación a este pueblo indígena más que en hacer una crítica social o política del mismo.
Tras concursar en el Festival de cine de Berlín, fue estrenada en Tuenpiti, donde fue vista por las gentes del pueblo, ya que algunas de ellas participaron en el rodaje, que pidieron una continuación.
Ha sido la elegida por Venezuela para competir por el Oscar de habla no inglesa.
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