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CRITICA
Por: PACO CASADO
Son muchas las versiones que el cine ha hecho de esta tragedia en cinco actos de William Shakespeare, entre otras se podían citar las de directores como Orson Welles (1948), Roman Polanski (1972) y hasta la del japonés Akira Kurosawa (1957) o Andrzej Wajda (1962), entre otras por no hacer la lista más extensa.
Coincidiendo con el año de 400 aniversario de la muerte del escritor y dramaturgo William Shakespeare se estrena su obra 'Macbeth' que, tras haber pasado por los festivales de Cannes y de Sitges, llega a las pantallas españolas.
Escocia siglo XI. La acción comienza cuando Macbeth, sobrino del rey Duncan convertido en duque de Escocia, tras ganar una batalla decisiva, recibe una profecía de un trío de brujas que le dice que se va a dejar arrastrar por la ambición y le aseguran que algún día se convertirá en rey.
Consumido por la ambición y alentado por su propia esposa, decide utilizar malas artes para conseguir la preciada corona, asesina a su tío, culpa del crimen a los hijos de éste, que se ven obligados a huir al vecino reina de Inglaterra y ocupa el trono, convirtiéndose de héroe en villano y ella, uno de los personajes más pérfidos del mundo shakesperiano, en víctima de sus propios deseos, que resulta aquí un poco light.
Esta nueva versión está dirigida por el australiano Justin Kurzel, que hace su segundo largometraje tras debutar con la brutal 'Snowtown' (2011) y haber montado bastantes obras teatrales, en el que disfruta con poder airearla fuera del escenario en el brumoso paisaje escocés y escenificar las batallas que en ella sólo se cuentan.
Ha concebido la historia, llena de violencia, sangre y suciedad, de un modo realista y en un ambiente opresivo de este guerrero que codicia ser rey como un western ambientado en el crudo y frío invierno escocés, en el que los personajes acaban destruidos por su vanidad, la culpa, la ambición, el poder, la traición, la corrupción y el asesinato. Macbeth es un hombre enfermo tras el traumatismo de haber perdido un hijo.
Tras comenzar con el entierro del niño se nos presenta la dura batalla en la que se ve inmerso, con escenas bastante sangrientas y violentas de gran realismo, siendo fiel al texto de la obra, aunque con algunos recortes, pero respetando los estupendo diálogos del escritor inglés, apostando por una visión muy espectacular, con una fotografía de colores intensos y una ambientación muy conseguida en decorados y vestuarios austeros.
En contraste los largos e intensos monólogos cansan un poco.
Parece hecha de cara a un público juvenil que ahora gusta de las películas de época influidos por la serie Juego de tronos, pero si ello sirve para que al menos conozcan la obra de William Shakespeare, bienvenida sea.
Y para el empeño ha reclutado a dos de los actores más respetados del momento: un vulnerable Michael Fassbender con un trabajo espectacular, que se mancha las manos de sangre instigado por Marion Cotillard que presta sus facciones a una Lady Macbeth no tan impulsiva y ambiciosa, con menos poderío, que aquí se sacrifica por su marido en lugar de por la locura como era tradicional.
Proyectada en la última jornada cerrando el pasado Festival de cine de Cannes y también se vio en el Festival de Sitges, fue recibida con diversidad de opiniones por la crítica, que celebraba la plasticidad de la propuesta o la acusaba de ser demasiado esteticista.
Logró seis nominaciones a los premios BIFA y está nominada a los Goya como mejor film europeo.
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