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CRITICA
Por: PACO CASADO
Generalmente los remakes de películas famosas no suelen superar al original y en este caso no ha sido la excepción.
Se trata de un thriller de acción en el que Johnny Utah, un joven agente del FBI, se infiltra en un equipo de atletas de élite liderado por el carismático Bodhi, que son sospechosos de llevar a cabo una serie de acciones ilegales de forma inusual.
Dicen que se trata del remake de 'Le llaman Bodhi' (1991) que interpretaba Keanu Reeves y Patrick Swayze, y aunque en los créditos figura que está basado en el guion de aquella, la verdad es que poco se le parece al estupendo policiaco, que posiblemente sea de lo mejor que ha dirigido Kathryn Bigelow dentro del género, del que se ha tomado el título y poco más.
El film comienza con un peligroso recorrido por las montañas en dos motocicletas montadas por Johnny Utah y un amigo que termina éste perdiendo la vida en un salto mortal imposible.
Lo que sigue a continuación es la preparación de Utah para entrar en el FBI y su empeño en infiltrarse en una banda de atletas que practican los más variados deportes, que cometen el asalto a un banco, a una mina de oro y otros hechos similares sin ambición de lucro sino para devolver lo que le ha sido substraído a la naturaleza, o robando a los ricos para dárselo a los pobres.
En lugar de los surferos de las costas californianas del guion original, que se dedicaban a asaltar bancos con las máscaras de los presidentes de los Estados Unidos, lo que este Bodhi y su pandilla persiguen aquí es completar un reto (ficticio inventado para la cinta) llamado Las ocho pruebas de Ono Ozaki en las que el atleta usa las fuerzas de la naturaleza para resolverlas a través de los deportes de agua, viento, tierra, etc. como el surf, el paracaidismo, la escalada libre, el motocross o el snowboarding, todo ellos mostrados a través del argumento en los distintos países de cuatro continentes en donde encontrar los de mayor riesgo, en cuyos momentos de la trama los actores protagonistas fueron doblados por deportistas de élite en las diversas materias, en escenas que resultan altamente espectaculares y emocionantes en el transcurso de la historia.
La acción se centra en la relación entre Utah y Bodhi, uno tratando de olvidar su pasado y buscando obtener méritos para ganarse la placa y el otro con su filosofía de vivir en libertad con esas pruebas que le llevan a la iluminación, a obtener una fuerza mental y espiritual, mientras el guion se olvida de profundizar algo más en los demás por lo que quedan en el olvido.
La espectacularidad de la película, con un costoso presupuesto de 105 millones de dólares que le va ser difícil recuperar, está en la fotografía que ha realizado el propio Ericson Core que proviene de ese campo ahora devenido en director que realza los bellos paisajes de los distintos puntos del planeta y da brillantez a los deportes de riesgo que practican los protagonistas poniendo emoción y vértigo en los mismos.
En cuanto a la dirección de actores Core aporta poco a los sosos protagonistas, en lo que tiene escasa experiencia al ser éste el segundo largometraje tras debutar con 'Invencible' (2006).
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