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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de unos catorce pasajeros que se dirigen de Barcelona a Madrid para llegar a casa y con sus familiares celebrar la llegada del año nuevo.
Para ello, se desplazan en un tren que va a una velocidad considerable; en un momento determinado el tren se para y lo hace en medio de un paraje desolador bajo un temporal de viento y nieve.
Los pasajeros empiezan a ponerse cada vez más nerviosos al ver que la situación no se resuelve. Ven que esa noche tan especial que querían compartir con sus familias, no va a ser posible.
Tercer largometraje del tándem formado por estos dos directores, José Corbacho y Juan Cruz, que debutaron en la dirección conjunta con 'Tapas' (2005) y siguieron con 'Cobardes' (2008), que comienza justamente en el 31 de diciembre a las 16'30, en el momento en que el tren se detiene sin causa aparente en mitad de un solitario paraje donde no hay cobertura de móviles, la tensión eléctrica se ha venido abajo y no hay posibilidad de continuar el trayecto.
La inquietud, la desconfianza, la presencia de un hombre que ha fallecido, la sospecha de una mochila que puede ser peligrosa y de un maletín que algo oculta, hace que salga a relucir lo peor de cada uno de ellos.
La acción se desarrolla prácticamente toda ella en los distintos departamentos del tren de alta velocidad a través de una narrativa que cuenta los acontecimientos por derecho, con inclusión de las opiniones de los distintos pasajeros, aparentemente normales, ante las situaciones planteadas, a cual más disparatadas, fruto de la estupidez humana, fuera de los vagones del tren, como si estuvieran declarando después acerca de lo que ha ocurrido, lo cual resulta un tanto original, pero al mismo tiempo absurdo y por otra parte corta el ritmo a una historia que podía ser de suspense, que de alguna forma nos recuerda a 'Asesinato en el Orient Express' y a muchas otras historias que suceden en este medio de transporte, mientras que por otro lado pretende ser una comedia.
Poco a poco vamos conociendo las identidades y actitudes de algunos de los pasajeros, que no todos están en su sano juicio, que digamos.
De camino se hace alguna crítica a la corrupción política, los recortes, el racismo, los catalanes, el sexo, la infidelidad, la locura, la estupidez y algunas cosas más de la España actual.
Entre tanto el maquinista, Paco, pretende cumplir el reglamento a raja tabla, lo que frena muchas de las acciones posibles a llevar a cabo ante esta absurda situación.
Desvelarles o contarles algo más acerca de la personalidad de los distintos pasajeros o empleados del tren sería quitarles una pizca del poco interés que tiene esta pretendida comedia coral, cuyas interpretaciones de un reparto interesante resultan muy irregulares y al final nos quedamos sin saber lo que fue de cada uno de ellos.
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