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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siguen llegándonos películas francesas y afortunadamente pertenecen al buen cine galo, unas veces con interés por su calidad y otras por su comercialidad y a veces en coproducción.
Esta es una historia de amor a primera vista, imposible entre Clément, un joven parisino profesor de filosofía de 38 años destinado contra su voluntad durante un año a Arrás, una pequeña población de provincias aburrida, cercana a París, donde pasa tres días a la semana para dar sus clases y volver rápidamente, donde conoce a Jennifer, una guapa y vitalista peluquera, madre soltera de 35 años con un hijo de ocho años, que disfruta feliz con las novelas románticas, las revistas del corazón y las salidas con sus amigas a la discoteca donde cantan en el karaoke, con la que comienza una relación, aunque hay grandes diferencias entre ambos.
Ella es positiva, entusiasta, la alegría de vivir personificada.
A pesar de que la vida de Clément está regida por la filosofía de Kant y Proust, la atracción física derribará todas las diferencias, las barreras sociales y culturales y surgirá entre ellos una complicidad inesperada, que pondrá a prueba su nueva relación.
El interés de la historia está en la gran diferencia que hay entre ambos. Ella es espontánea, encantadora, apasionada, celosa, cantarina, adora a Jennifer Aniston; él en cambio lee novelas muy sesudas, no ve la televisión, no conoce a los famosos, escribe sobre el amor pero no lo siente, es frío y no quiere comprometerse, por lo que al principio rompe con su anterior novia por no querer tener hijos.
El guion describe extraordinariamente bien a Jennifer, a pesar de haber sido escrito por un hombre, con pequeños detalles que adornan esta relación, sus constantes referencias al cine, a la literatura y a la filosofía con la que se hace un curioso y divertido paralelismo con las teorías filosóficas de los grandes maestros y la forma de pensar de ella coincidiendo en algunos puntos.
El amor, pese a las barreras sociales y culturales, es el protagonista de esta comedia romántica escrita y dirigida por Lucas Belvaux, basada en la novela de Philippe Vilain, que ha tenido muy buena acogida en Francia, lo cual no es de extrañar debido a la alegría, buen humor y estupenda química que se desprende del trabajo de Loïc Corbey y especialmente el encanto que tiene la actriz belga Émilie Dequenne, cuatro veces nominada al César, en su irresistible rostro que, con toda seguridad, conquista el corazón de los espectadores masculinos.
Lucas Belvaux es un director belga procedente del thriller que hace con No es mi tipo su primera comedia, muy bien contada, que sobre todo tiene una buena estructura narrativa y el encanto interpretando a esta peluquera sexy y el profesor de filosofía analista de la especie humana, que habla de cómo uno se puede enamorar de alguien, aunque le cueste expresar los sentimiento e intente encubrirlos con subterfugios intelectuales.
Una relación que plantea si dos personas de estratos sociales y culturales diferentes, ella simple y sencilla, con unos conocimientos mínimos, y él un escritor y filósofo que ha publicado varios libros, pueden tener un amor romántico.
El amor surge entre ellos por el físico y les importa más lo bien que lo pasan juntos o la incapacidad de mantener un diálogo intelectual, ya que la inteligencia que hay en ella no está relacionada con el saber, sino con los sentimientos más primarios.
Un film muy delicado en el que las canciones, muy bien elegidas, ayudan a definir el personaje de Jennifer. Sorprende el final que tal vez deje insatisfecho a raíz del tono que lleva la narración.
El resultado es una pequeña e inteligente gran comedia.
Tres premios Magritte: al guion, actriz Émilie Dequenne y sonido. Nominados a los César Émilie Dequenne y el guion adaptado.
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