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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine de Cannes y el Sevilla Festival de cine europeo, llega a las pantallas comerciales una nueva película del director Nani Moretti, Mia madre, en la que toca una vez más el tema de la familia.
El director de la famosa 'Caro diario' (1993), Nani Moretti, nos trae un film en el que hace el retrato íntimo de Margherita, una directora de cine que se encuentra en plena filmación de una cinta que protagoniza Barry Huggins, un actor norteamericano.
El punto de vista es el de esta mujer de unos 40 años, una directora de cine políticamente comprometida, que hace cine social, que se está separando de Vittorio, un actor con el que tiene una hija adolescente, Livia.
Giovanni, su hermano, decide dejar el trabajo para dedicarse completamente a cuidar a Ada, su madre, que está gravemente enferma internada en un hospital.
La película hace un análisis sobre el papel dramático que una enfermedad tiene en las dinámicas familiares y sobre la crisis que esos cambios comportan, con el consiguiente proceso de asimilación que conllevará la inevitable pérdida que cambiará la vida de los hijos.
Si en 'La habitación del hijo' (2001) se basaba en la muerte de un hijo, ahora Moretti se inspira en el fallecimiento de su madre e incluso utiliza algunos diálogos que mantuvo con ella e introduce experiencias personales para hacer esta historia más real mezclando comedia y drama, ya que en la vida y en las relaciones humanas no hay una sola cosa, también existe el dolor y momentos en los que se ríe o son divertidos.
Es una constante en su cine que cada vez se hace más reflexivo centrado en las carencias personales, ajustando cuentas con su propio pasado al ser un film autobiográfico sobre un aspecto de su vida.
Como es también frecuente se incluye él en el reparto y en este caso podía haber incorporado el personaje del director que está rodando con John Turturro de protagonista, pero prefiere dejar ese papel a Margherita Buy, personaje que es una especie de su alter ego, que hace de su hermana, una mujer muy estresada a lo que contribuye que el actor, al ser americano, no acaba de aprenderse bien sus diálogos en italiano, a tener que rodar y al mismo tiempo atender a su madre moribunda, mientras que él se reserva el del hijo, Giovanni, que incluso deja su trabajo para atenderla, a pesar de tener una edad en la que no es fácil volver a encontrar trabajo, como le recomienda el director de su empresa.
La cinta que rueda Margherita, como artista comprometida, plantea una serie de preguntas ya que trata precisamente de los problemas laborales que existen en una fábrica debido a la crisis en la que pretenden echar a una serie de empleados a la calle, siendo Turturro el encargado de ello, lo que de camino le sirve a Moretti para hacer una cierta crítica sobre la actualidad económica del país y de paso de la industria del cine.
Junto a ello la directora tiene esas otras preocupaciones de orden privado como la enfermedad de la madre, la crisis adolescente de su hija y está también la relación con su hermano Giovanni, con el que se lleva bien, con el que se turna en el cuidado de la madre en unos momentos llenos de humanidad, apoyados en algunos flash backs del pasado sobre la convivencia con ella o de la abuela con la nieta que le explica para qué sirve el latín, asignatura de la que fue profesora, o ciertas escenas oníricas, mezclando así realidad y ficción en dos formas de enfocar su vida con la madre, ella que no deja el rodaje, por lo que cabe preguntarse si con su actitud está cumpliendo con su trabajo y a la vez con su familia, sin embargo él sí y en este sentido su comportamiento es absolutamente irreprochable.
Nani Moretti parece contagiarse de la apatía que aparenta como actor en lo que respecta a su labor en la dirección, ya que le falta un punto de optimismo, de esperanza, tal vez porque no es creyente.
No pensamos que sea la mejor de sus película como algunos han querido ver en ella, lo que no deja de tener su interés.
Premio de la OCIC en el Festival de cine de Cannes. David de Donatello a Margherita Buy y Giulia Lizzarini. Nastro d'argento a Margherita Buy.
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