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CRITICA
Por: PACO CASADO
Eddie Willis, un crítico deportivo, que gozó en su día durante 17 años de una gran popularidad y ahora está completamente olvidado, se queda sin trabajo al cerrar su periódico y recibe una oferta que le hace Nick Benko, un magnate de los bajos fondos del mundo del boxeo, para lanzar como una figura estelar a un púgil mediocre, Toro Moreno, un argentino, con el que se intenta montar un negocio enfrentándole a boxeadores comprados de antemano.
Eddie es contratado para representar al campeón de los pesos pesados de Suramérica, Toro Moreno, un inocente púgil de 132 kilos, ofreciéndole un buen salario y una cuenta de gastos ilimitados.
Éste planea una inteligente campaña y los públicos comienzan a tragarse el anzuelo.
Pero los profesionales del ring intentan cerrarle el paso y éste capea el temporal de una manera dura, despiadada, que lleva a su boxeador a la cumbre.
Willis descubre que el boxeo más que un deporte es un negocio, que los enfrentamientos están manipulados y que Nick Benko paga a los contrincantes de Toro Moreno para que se dejen ganar.
Tras un accidente en el que un púgil muere en el ring Eddie se plantea la moralidad de lo que está haciendo.
'Más dura será la caída' (1956) mantiene una serie de elementos que la hicieron famosa.
Está basada en la adaptación de la novela de Budd Schulberg, con guion del afamado Philip Yordan, y es la segunda cinta interesante del realizador Mark Robson sobre el mundo del boxeo que, es como un complemento de la primera, 'El ídolo de barro' (1949), la historia de un boxeador ambicioso y poco escrupuloso con tal de alcanzar la fama y el dinero.
Quizás por esa razón volvió a plantear una historia de perdedores superados por las circunstancias y por un entramado de intereses que ellos no dominan.
Algo de ello también hay en esta película, pero la ambición de Toro Moreno queda ahogada por los que le llevan, entre ellos este periodista que perdió su puesto de trabajo y fue contratado para promocionar a este luchador y convertirlo en un ídolo, ya que los lectores confían en la honradez de su firma cuando escribía de este deporte en el diario en el que trabajaba.
Se hace así una crítica a la confianza que el público suele poner en un crítico que no debe ser traicionada nunca.
El lenguaje fílmico de aquella era más vistoso, mientras que aquí Mark Robson emplea una técnica más simple y menos efectista.
Son de destacar las escenas de Nueva York que recuerdan a 'La ley del silencio' (1954), de Elia Kazan, quizá porque Budd Schulberg fue el guionista del film, trabajo por el que ganó el Oscar al mejor guion.
Humphrey Bogart hizo su último papel en la pantalla y uno de los más templados, rodado un año antes de que el actor falleciera a consecuencia de un cáncer.
Fue nominada al Oscar a la mejor la fotografía en blanco y negro de Burney Guffey .
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