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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando el cómico canadiense Mike Myers tuvo la ocurrencia de hacer una parodia del Agente secreto 007, nadie daba un dólar para hacerla y desgraciadamente ya llevamos tres, ya que la primera fue de las más comerciales del año, la segunda la superó con más de 310 millones a nivel mundial y ésta, al parecer, va por un camino semejante.
Esto de ser comercial no le da ningún mérito, simplemente que gusta a los espectadores aunque no a los críticos, que no encontramos ningún mérito en estas burdas parodias que basan su comicidad en la escatología, el chiste fácil y un particular humor gamberro donde los haya, rizando aquí el rizo de la grosería, sin el más elemental sentido del buen gusto.
La cuestión está en que la comercialidad de estos films, de malvados absurdos y chicas guapas, ha hecho que la cotización de su autor sea la máxima, tal vez merecida en proporción a su rentabilidad y porque aquí ha multiplicado el trabajo, que como actor hace cuatro papeles, además de ser productor y coguionista.
Una vez más lo de siempre, el traslado a la década de los setenta con la estética de aquellos años, el secuestro de su padre a cargo del Dr. Maligno, Mini-Yo, Gordo Cabrón y a los que hay que añadir ahora Miembro de oro.
Todo ello en un guion inexistente que acumula situaciones sin ningún rigor, ni el más mínimo fundamento.
Lo mejor es el inicio con el falso rodaje y los muchos cameos de famosos. Después de ello, nada de nada.
Ganó dos premios de Comedia canadiense.
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