|
CRITICA
Por: PACO CASADO
La situación de la crisis actual ha hecho que en más de una ocasión se haya llevado este tema al cine en distintas cinematografías y especialmente en lo que atañe al caso de la falta de trabajo y el consiguiente problema del paro, situación laboral por la que están pasando muchas personas, un problema que cada vez se agudiza más.
En esta ocasión es el cine francés el que se ha encargado de este asunto a través de la historia de Thierry, un hombre de 51 años que, después de veinte meses de desempleo, comenzará un nuevo trabajo donde pronto se enfrentará a un dilema moral en una lucha contra su conciencia ante los oscuros manejos en los que la crueldad de la empresa le obliga a participar.
Así se encuentra en la tesitura de optar por el bienestar de su familia o traicionar a los compañeros.
Película de denuncia de los múltiples abusos sobre los parados a los que les obligan a hacer cursos inútiles, les humillan los bancos y les mandan al paro las empresas.
Así es como da comienzo el film en el que Thierry hace algunas entrevistas de trabajo, incluso por Skype, se va al banco para pedir un crédito o trata de vender su autocaravana para pagar la hipoteca de su piso.
Todo esto se lleva a cabo en escenas muy largas así como las conversaciones, lo que provoca que resulte lenta y en muchas de estas ocasiones se utiliza la cámara a piñón fijo o a mano lo cual a veces es innecesaria, y aunque no llegue a marear resulta algo molesta.
En este sentido tiene aspecto de ser un documental sobre el mundo del trabajo, en el que quiere denunciar cómo se pisotean los derechos de los empleados.
Habla del exceso de control a los trabajadores, como se demuestra en las secuencias del supermercado con gran abundancia de cámaras para vigilarlos como también ocurre con los clientes que son captados cuando substraen algún artículo sin pagarlo.
Las empresas se agarran a cualquier excusa para despedir a los empleados buscando cómplices entre ellos para denunciarlos lo que demuestran su falta de humanidad.
Cine social sin soflamas políticas que nos resulta conocido, que muestra el trato realista de la actual situación laboral con un guion que no acaba nunca ninguna de las escenas que plantea, no las remata ni da la solución, ya sea de entrevistas o como sucede con el sorpresivo final que no acaba de estar bien expresado, con el que el espectador no sabe a qué carta quedarse.
La cinta ha sido realizada con un corto presupuesto en la que incluso se han reducido los salarios el director, el guionista y Vincent Lindon, único profesional del reparto, ya que el resto son actores no profesionales lo que le da mayor naturalidad y realismo en las reacciones de los mismos,
La película no dramatiza el paro, pero refleja lo que es el trabajo en la actualidad. No trata de hacer cambiar esta situación, sino plantearla y preguntarse sobre ella, porque no va a solucionar el problema, pero sí hace reflexionar sobre él.
La realización de Stéphane Brizé, director del que conocemos 'No estoy hecho para ser amado' (2004) y 'Mademoiselle Chambon' (2009), resulta algo fría y esto hace que no implique emocionalmente al espectador que no se identifica con el protagonista, aunque lo comprenda y lamente su situación.
Premio a mejor actor Vincent Lindon y Premio de la OCIC en el Festival de cine de Cannes. Premio del público en el Festival de Bruselas. Premio especial del jurado en Denver. Premio Peacock de plata a Vincent Lindon en el Festival de la India..
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BSO
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE