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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras abrir la edición de 2016 del germano Festival de cine de Berlín, '¡Ave, César!', llega a las pantallas españolas.
Se trata de una comedia de enredos, desigual y dispersa, algo loca, llena de situaciones grotescas, rodada sobre el cine de los años dorados de Hollywood, la década de los 50, que reproduce con toda fidelidad lo que era un día en la vida de aquel cine cuando la M.G.M., el estudio con más estrellas que en el cielo, rodaba simultáneamente espectaculares musicales acuáticos con las coreografías de Busby Berkeley, westerns con vaqueros cantantes, espectaculares producciones bíblicas o policíacos de cine negro.
En el gran estudio Capitol Pictures trabaja Eddie Mannix, productor de uno de los grandes estudios de Hollywood, encargado de proteger la vida de las estrellas y resolver problemas sobre sus caprichos, embarazos no deseados, tapar escándalos, retrazos en los rodajes por la lluvia o la desaparición de Bair Whitlock, la estrella del estudio, a dos días de terminar una producción de corte bíblico, al estilo de las de Cecil B. De Mille, que ha sido secuestrada, o lidiar con la prensa para que no salga la noticia a la luz pública.
La película destroza el comunismo a través de la caza de brujas del maccarthismo con el humor propio de los Coen, con más cariño de lo que es habitual en ellos, aunque no vivieran esa época, en lo que no obstante ponen cierta admiración hacia la gran fábrica de sueños, a la que prestan su particular homenaje, con su correspondiente ironía, donde todo era de cartón piedra y de mentira, para hacer grandes espectáculos con los que luchar contra un nuevo enemigo: la aparición de la Televisión.
Esta vez los directores de Minnesota, los Coen, han disminuido un poco la intensidad de su humor negro en esta comedia sobre las idas y venidas del Hollywood de los años 50, durante al apogeo de los grandes estudios.
El guion no tiene historia, es como aquellas colchas hechas a base de retazos, aquí de fragmentos de los más variados géneros.
Defienden a los guionistas que están descontentos en este film que no es el mejor de los Coen, simplemente un divertimento sin muchas pretensiones ni logros, en el que demuestran su amor al cine pero en momentos puntuales que apenas consiguen que sonriamos, con algunas escenas que recuerdan momentos de títulos famosos de la época.
Josh Brolin, que es el protagonista, está espléndido y los demás del extenso reparto de famosos salen poco, pero cada uno tiene su momento de gloria, salvo George Clooney que obtiene un papel algo más extenso.
Es un homenaje al Hollywood dorado en el que no han hecho ni un musical, ni una de romanos, sino una que tenga un poco de cada una, de western, drama, fantasía acuática tipo 'Escuela de sirenas' (1944) o 'Un día en Nueva York' (1949) en lo musical.
Guiños cinéfilos a los grandes títulos de aquellos años de la meca del cine, donde no falta el recuerdo a Hedda Hopper o Louella Parsons las dos más grandes periodistas cotillas de entonces.
Una cinta menor de los hermanos Coen, entretenida, en la que los cinéfilos lo pasarán mejor identificando las distintas escenas recreadas con los títulos originales de aquel entonces que aquellos otros espectadores que no sean aficionados al cine, que no conozcan su historia y vayan simplemente por pasar el rato.
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