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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace tres años la Tierra ha sido conquistada por robots de una galaxia lejana. Los supervivientes viven confinados en sus casas obligados a usar implantes electrónicos y se arriesgan a ser incinerados si salen de sus hogares.
En la ocupada Bretaña, las ciudades han sido devastadas y un grupo de adolescentes, compuesto por Conor, Nick, Nathan, Alexandra y Sean Flyn, viven en la costa con la constante amenaza de los robots y organizan una revuelta para acabar con la autoridad y el dominio del Imperio Robótico.
Accidentalmente descubren que tras una descarga eléctrica el implante electrónico se desactiva, quedando así fuera de la vigilancia de los robots, por lo que pueden hacer excursiones por la ciudad, robar en el supermercado y poner en marcha el plan de ataque para buscar al padre de uno de ellos que ha desaparecido y rescatar a la madre secuestrada en un castillo por Robin, un colaborador de los robots como supervisor que pretende casarse con ella.
Intimidantes centinelas robots patrullan las calles y los francotiradores son despiadadas máquinas de muerte.
La base robot es The Cube, una enorme nave nodriza.
Película de ciencia ficción dirigida por el británico Jon Wright, tercera de su filmografía y primera suya que vemos en nuestras pantallas comerciales, con una temática que pretende ser similar a las de la serie de 'Transformers', pero sin tantos efectos especiales, y los que tiene son de inferior calidad.
El film narra la lucha contra el poder de unos seres sin sentimientos, que no es más que una aventura juvenil de bajo presupuesto enclavada en este caso en el género de la ciencia ficción que no aporta nada nuevo a esta clase de cintas.
El guion es bastante endeble con algunos convencionalismos que no acaban de ser creíbles, como que de buenas a primeras Sean tenga poder sobre las poderosas e implacables máquinas de matar que son los robots vigilantes, y pueda controlarlos a su antojo, que no sabemos de donde se lo han sacado los guionistas.
Tiene como valores a su favor el compañerismo, la amistad, el amor a la familia mientras que hace una crítica a las políticas de guerra y el colaboracionismo con el enemigo.
En la interpretación los jóvenes se comportan adecuadamente, como diríamos en el colegio dada su corta edad, y en otro plano está el trabajo de los adultos entre los que destacan, por más conocidos, el ganador del Oscar Ben Kingsley, todo un lujo, y Gillian Anderson, esta última en un papel más secundario, pero a pesar del esfuerzo de todos el resultado no mejora.
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